El caldo de huesos, conocido en diferentes culturas como 'bone broth', ha regresado con fuerza a la escena de la nutrición moderna. Esta bebida nutritiva, elaborada al hervir huesos de res, pollo, cerdo o pescado durante varias horas, concentra minerales esenciales, colágeno y aminoácidos que aportan múltiples beneficios a la salud.
De acuerdo con la Harvard School of Public Health, el caldo de huesos es rico en colágeno y gelatina, compuestos clave para mantener articulaciones sanas y reducir el dolor asociado a condiciones como la artritis. Además, contribuye a la elasticidad y firmeza de la piel, favoreciendo una apariencia más joven.
Un estudio publicado en el Journal of Agricultural and Food Chemistry señaló que la cocción prolongada permite liberar nutrientes como calcio, fósforo, magnesio y potasio en formas altamente biodisponibles, lo que fortalece huesos y dientes, además de apoyar el sistema inmune.
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Por otro lado, la gelatina presente en el caldo favorece la reparación del revestimiento intestinal, siendo recomendada por especialistas en nutrición funcional para personas con problemas digestivos o síndrome de intestino permeable.
En cuanto al metabolismo, el caldo contiene aminoácidos como la glutamina y la arginina, que ayudan a regular la glucosa y mejorar la síntesis de proteínas, lo que resulta útil para atletas y personas que buscan mantener un peso saludable.
Como dato curioso, en la medicina tradicional china, el caldo de huesos ha sido considerado un “remedio energético” durante siglos, mientras que en Europa se le atribuye el papel de “sopa sanadora” desde la Edad Media.
Cómo prepararlo en casa
Para obtener un caldo rico en nutrientes, se recomienda hervir huesos de res durante al menos 12 horas o de pollo entre 6 y 8 horas. Añadir vegetales como zanahoria, apio y cebolla, así como hierbas aromáticas, potencia su sabor y propiedades.