El uso de melatonina en niños ha ganado popularidad como alternativa para tratar problemas de sueño. Esta hormona, responsable de regular el ciclo vigilia-sueño, se presenta en forma de suplemento que promete reducir el tiempo para conciliar el descanso.
Sin embargo, su administración en menores debe evaluarse cuidadosamente, ya que no todos los casos de insomnio responden de igual manera y existen riesgos asociados.
Melatonina en niños
Especialistas destacan que la melatonina puede ser especialmente útil en niños con trastornos del neurodesarrollo, como autismo o TDAH, donde las dificultades para dormir son frecuentes.
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Además, su acción no sedante la diferencia de otros fármacos para dormir, haciendo que, en dosis controladas, resulte más segura. No obstante, la falta de regulación estricta en muchos países genera incertidumbre sobre la calidad y dosificación del producto.
Los pediatras recomiendan primero implementar hábitos saludables de sueño: establecer rutinas consistentes, limitar la exposición a pantallas y crear un entorno tranquilo para dormir.
Solo si estas estrategias no son suficientes, la melatonina debería considerarse, bajo supervisión médica y con dosis bajas, usualmente entre 0.5 y 3 mg dependiendo de la edad del niño. La Academia Americana de Pediatría enfatiza que este suplemento debe emplearse por periodos cortos, salvo indicaciones específicas.
Entre los posibles efectos secundarios se encuentran somnolencia diurna, dolor de cabeza, mareos o cambios de humor, mientras que complicaciones más raras podrían implicar interacción con otros medicamentos o alteraciones hormonales.
Por estas razones, la sobredosis y el uso prolongado sin control pueden generar consecuencias no deseadas, reforzando la necesidad de supervisión profesional.
Responsabilidad en el consumo
De esta manera, la melatonina en niños puede ser una herramienta válida para mejorar la calidad del sueño, siempre que se utilice con responsabilidad y bajo la guía de un pediatra.
La evaluación individualizada y la prioridad a los hábitos de descanso constituyen la base para garantizar un sueño seguro y saludable en los menores.