El papel higiénico, ese objeto cotidiano que ha permanecido prácticamente inalterado por más de un siglo, está viviendo una transformación discreta pero significativa, con un ligero cambio de ahora está dándole increíbles ventas a esta empresa en Estados Unidos.
Lo que parecía un producto agotado en términos de innovación ha demostrado que aún hay margen para la mejora, incluso en los gestos más pequeños.
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Recientemente, Charmin, la conocida marca de Procter & Gamble, introdujo un cambio aparentemente mínimo pero revolucionario: sustituyó la clásica línea recta de perforación por una ondulada, un diseño que han bautizado como "Smooth Tear". Esta modificación, fruto de cinco años de investigación, busca resolver un problema universal: el desgarro desigual de las hojas.
Un cambio pequeño pero importante
A simple vista, podría parecer una frivolidad, pero detrás de esta innovación hay una ingeniería compleja. Las grandes corporaciones como Procter & Gamble y Kimberly-Clark llevan años perfeccionando este producto a través de mejoras incrementales.
En sus laboratorios, equipos de ingenieros y diseñadores prueban cientos de prototipos, evaluando desde la resistencia del papel hasta la textura, pasando por su comportamiento en diferentes condiciones de humedad y uso.
El nuevo patrón ondulado no es un capricho estético, sino el resultado de cálculos precisos sobre fuerza, ángulo de tracción y adaptación a los procesos industriales. La clave estaba en crear una línea de ruptura que fuera eficaz para el usuario pero lo suficientemente resistente para soportar el ritmo frenético de las máquinas de producción.
Innovación Incremental vs. Disrupción
Barry Kudrowitz, experto en diseño de productos, define este tipo de avances como "innovación incremental": mejoras pequeñas que no alteran la esencia del objeto pero optimizan su uso dentro de un marco ya conocido por el consumidor.
A diferencia de soluciones más radicales, como el bidé (que aún enfrenta resistencias culturales en muchos lugares), el papel higiénico con perforación ondulada no exige que el usuario aprenda nada nuevo. Simplemente, funciona un poco mejor.
Y ese "un poco mejor" puede marcar la diferencia en un mercado saturado. Según Charmin, este pequeño cambio ha generado un crecimiento del 5% en sus ventas y ha aumentado la satisfacción de los consumidores, demostrando que incluso en productos básicos hay espacio para la evolución.
En un mundo donde casi todo lo esencial ya está inventado, la batalla se libra en los detalles. No se trata de reinventar el papel higiénico, sino de convertirlo en un objeto digno de atención científica y técnica, donde hasta el gesto más mundano, como tirar de una hoja y que salga perfecta, puede ser el resultado de años de investigación.