LA OBRA EN IMÁGENES DE SALVADOR GONZÁLEZ GONZÁLEZ

‘Chava Special’, el fotoperiodista que capturó el alma de la frontera

La lente del fotoperiodista era sensacional, intensa y exacta aunque en algunas ocasiones terminó por ‘quebrarse’ ante hechos dolorosos

Adiós Chava.Créditos: ESPECIAL
Escrito en NUEVO LAREDO el

Salvador González González tuvo interés de inmediato en la fotografía y pasaba horas en el laboratorio desarrollando los tres pasos fundamentales: toma, revelado e impresión, sin saber que desarrollaría una carrera en el fotoperiodismo profesional en el periódico El Mañana de Nuevo Laredo.

Lo conocí en la Facultad de Comunicación, en la generación 1999-2002, junto a sus compañeros. Inquieto y vivaz, aprendió la magia, el momento preciso y el arte de captar fotografías en diversos géneros, escuchando con atención sugerencias y consejos.

En una ocasión le mostré algunas imágenes de Guerrero Viejo, a donde yo viajaba con regularidad y me pidió que le informara dónde era, a su regreso mostró una magnífica fotografía de la iglesia de Nuestra Señora del Refugio sumergida en medio del agua de la presa Falcón.

Trabajamos juntos con un gran equipo de extraordinarios fotógrafos y cuando lo invité, se integró de inmediato dispuesto a darlo todo a pesar de tener menos edad que los demás,

De sonrisa franca y alegre, “El Niño”, como le decían, contagiaba al resto del grupo con sus comentarios al llegar y decir: “Ya tengo la foto de portada, ya ni se apuren”.

Recuerdo que llegaba apurado mostrándome sus imágenes ya digitalizadas para recibir mi aprobación y vi con admiración sus alcances y desarrollo, y una de esas culminaciones fue cuando hizo la cobertura de la muerte de nuestro compañero y subdirector Roberto Javier Mora García (1961-2004), y me preguntaba: “¿Están bien? ¡Dígame por favor!”.

Mi respuesta con un nudo en la garganta fue: “Están terriblemente hermosas Salvador”. Había logrado registrar con su lente en detalle todo.

Cabalgatas, conciertos, juegos deportivos y la sección policiaca, elecciones, gobiernos municipal y estatal, Salvador supo sacar el jugo a una buena toma, sin importar las condiciones en las que terminaba él mismo, sonrojado, tostado por el quemante sol al estar expuesto, mojado o enlodado “hasta el cuello”, literalmente. o ahumado por un incendio.

En otras se quebraba conmovido hasta las lágrimas, como en aquella ocasión que un padre sacó abrazando a sus dos hijos menores muertos en un incendio en la colonia Manuel Cavazos Lerma.

La crudeza de los hechos lo superaba. Le gustaba hacer sus guardias en recorridos escuchando música, llegar acalorado, pero feliz y darme un fuerte abrazo.

En una ocasión coincidimos en la cobertura de una parturienta en el Hospital Civil, la mujer estaba tranquila, pero al tener contracciones empezó a gritar y le impactó.

Amiguero, bailador, amante de la pesca y la cacería con un espíritu libre de alma grande y corazón noble, destacó en mucho en la profesión. Hoy con profunda tristeza nos enteramos de tu partida, estarás presente sin duda en nuestros corazones por las vivencias que tuvimos por muchos años y coincidir…

¡Hasta siempre Salvador!