Luego que el mercado de las tortillas de maíz fuera acaparado por grandes cadenas, los pequeños productores han tenido que adaptarse, algunos de ellos inclinándose por la venta de tortilla de harina, al ser un gusto local que aún no se ha masificado.
En los últimos dos años, al menos nueve tortillerías han cerrado o cambiado de giro, quedando hasta ahora 30 establecimientos pequeños que se dedican a producir tortillas y masa de harina de maíz nixtamalizada, además de la empresa más grande que se dedica a la distribución.
“A partir de cinco años para acá, la tortilla de harina empezó a posicionarse. Antes las tortillas de harina no se posicionaban tanto, pero luego empezaron a fluctuar muchas tortillerías y hubo mucha oferta y en eso la demanda se volcó a la harina, desplazando la tortilla de maíz hasta en un 10 por ciento. Nuestro mercado se ha ido reduciendo un poco, pero buscamos seguir dando calidad, servicio y precio”, dijo Filadelfo Medellín Ayala, presidente de la Unión de Productores de tortilla de maíz.
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Actualmente el precio del kilo de tortilla de maíz ronda entre los 28 y 29 pesos pues no está controlado, por lo que fluctúa entre la oferta y la demanda, mientras que el paquete de tortillas de harina se ubica entre los 50 y 60 pesos y pese a que es doble el costo, se sigue vendiendo.
Ante ello, la Unión de Productores de Tortilla de maíz está buscando estrategias necesarias, entre las que destacan el hacer rendir más los insumos como refacciones, el teflón, que no afecten los gastos a la hora de producción y pueda posicionarse más la tortilla de maíz, evitando con ello que más establecimientos cierren o cambien de giro.
“El precio nos favorece en cuanto a la gente nos busque más, porque somos más económico, pero sobre todo en la región, que la harina está muy posicionada como, inclusive algo cultural, pues si ha ido desplazando un poco a la tortilla de maíz a lo que teníamos de mercado”, puntualizó.