Mientras realizaba sus labores como velador, Juan Antonio fue víctima de una brutal golpiza que le causó graves afectaciones en la columna vertebral
Juan Antonio laboraba como velador cuando en el desempeño de sus labores fue objeto de una severa golpiza a manos de unos ladrones. Su destino cambió en la víspera de navidad del 2008, cuando laboraba en Promotora Inmobiliaria Po, S.A. de C. V en el turno nocturno.
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Una hora y media antes de navidad a las 10:30 de la noche, rondaba un auto blanco los alrededores de la empresa; Juan Antonio realizó los rondines con su fanal, cuando se percató que las personas del vehículo fueron de frente al portón, abrieron la puerta y se metieron, uno se desvió hacia la izquierda; mientras Antonio intentaba dar información por radio, sintió el golpe en la nuca.
Me golpearon con un barrote de 2x4 y tirado me patearon el cuerpo, con la mano me cubrí la cabeza, llegaron otros guardias que hablaron por radio y al escuchar se fueron, hablaron a la policía y no llegó, luego al supervisor de la bodega, me dijeron que me llevaran a urgencias y me levantaron a los dos días, ya no sentía nada, no me movía.
Cuando finalmente recibió atención médica, los doctores le sugirieron asistir a consulta particular, sin poder pagar los gastos ni contar con una incapacidad no se atendió. Desde entonces ha luchado con la injusticia pues no ha recibido ayuda, se encuentra sin un apoyo económico y sin ver castigo para quienes le hicieron daño. Actualmente lucha para poder obtener una pensión por su situación.
“En agosto del 2009 llevé la hoja y papelería a la Agencia del Ministerio Público con la denuncia, asistí a rehabilitación por un tiempo y una doctora me dio un oficio para ver si calificaba para una pensión o algo, asistió, quedaron de llamarme, y nunca lo hicieron, terminé demandando al seguro en el 2009, espero resultados favorables”, manifestó el hombre de 62 años quien no ha visto respuesta.
No encuentra auxilio a pesar de su situación
Quiero que me ayuden para poder atenderme y me operen, tengan misericordia; no camino, arrastro los pies, no cuento con una pensión ni despensa, nada, estoy como enterrado en vida.
Juan Antonio por momentos se recarga en su cama manifestando que no aguanta el dolor de su columna al estar sentado, sus días transcurren en una recámara, propiedad de su hermana Aurora Medellín García, que habita desde el 2010 que es además de su cuarto, cocina, sanitario y clóset.
“El seguro no quiere responder y el caso terminó y una perito doctora espera un dictamen médico de aquí para un juicio, no lo han enviado, envié estudios y datos y se hizo, compareció la doctora, la licenciada Beatriz Soto espera juicio al juez de distrito”, dijo.
Añadió que además de trabajar en la empresa, en el 2011 estuvo en Seguridad Pública como guardia escolar y fueron dados de baja 50 elementos entre ellos Juan Antonio, en el 2013; con Carlos Cantúrosas Villarreal fue reinstalado como guardia, asistía con uniforme a la escuela Secundaria Técnica 79 en la colonia Lomas del Río junto con dos compañeros.
“Estaba en el módulo considerado y trabajaba y cobraba por quincena para mis gastos, después me lesioné más porque hubo compresión lumbar, después de Cantúrosas, en el 2016 quise renovar la credencial y me dijeron que estaba en nómina especial y no me dieron, estuve un tiempo luego fui dado de baja en octubre del 2018 y no fui reinstalado”, afirmó.
Ahora no tiene una oportunidad para trabajar pese a su condición y subsistir, al quedar discapacitado le es casi imposible conseguir un empleo considerando sus limitaciones, dijo el padre de familia de cuatro hijos de nombres Abraham García, Cindy, Angélica y Antonio García Rodríguez.
“En ocasiones me ayudan mis chavalíos, pero no trabajan, ¿cómo entonces? Me mandan algo de repente, mi madre Aurora García Mendiola de 80 años es la que me trae el taco, huevos, tortillas, algo para comer, de otra forma no sé qué haría”, aseguró Enrique Rivera, quien radica en 7633 entre Bajío y Tuxpan.
Pide ayuda a las autoridades
Juan Antonio Mendiola hizo un llamado a las autoridades para que lo ayuden con los gastos para poder asistir con el médico y atender su lesión en las cervicales y columna que lo mantienen imposibilitado; no pierde las esperanzas de rehabilitarse.
“Esto es triste en realidad, no camino, arrastro los pies y no es un fraude, antes podía un poco, ahora casi nada, quiero que me ayuden y tengan misericordia, no cuento con pensión ni nada, por favor”, concluyó.
Juan Antonio García Mendiola fue diagnosticado con espondilolistesis grado III con síndrome de compresión medular.