Las calles que hoy transitamos en Nuevo Laredo fueron escenario de la Revolución Mexicana, aunque actualmente los más de 425 mil habitantes que tiene la ciudad transitan las vías llenas de comercios, oficinas y diferentes zonas residenciales, a principios del siglo pasado la situación era distinta, digna de los libros de historia.
En 1913 la población de Nuevo Laredo era de sólo 14 mil habitantes, el 22 de junio de ese año arribó a este territorio el general Joaquín Téllez, quien no venía sólo sino con 2 mil hombres a la plaza, la mayoría indígenas acompañados por sus esposas.
Te podría interesar
A este contingente se unió otro, llegado el 26 de diciembre del mismo año, que traía la encomienda de dinamitar el puente del ferrocarril para evitar la ayuda militar de Monterrey; el puente no se dinamitó, lo que permitió pasar a Nuevo Laredo todo un tren militar con mil 300 hombres armados el 31 de diciembre.
Estos son sólo algunos de los hechos que se suscitaron en el puerto fronterizo que, gracias a su condición geográfica cercana a los Estados Unidos y las vías férreas ya existentes, hicieron del territorio un punto estratégico para la Revolución.
POR AQUÍ PASARON
Actualmente las calles Washington y Aquiles Serdán es uno de los cruces más concurridos de la ciudad, teniendo locales importantes en cada esquina; una tienda de conveniencia, oficinas de la CFE, el Seguro Social y el Registro Civil, sin embargo en la época de los hechos relatados, hasta hace tiempo existía una casa que documentaba los hechos explicados, pues la Jefatura de la Guarnición militar, que sumaba más de mil 900 refuerzos esperaban el ataque, por lo que armaron un bloqueo con carros de ferrocarril desde el puente internacional hasta la ubicación mencionada.
Otro cruce que encuentra un lugar en los relatos del movimiento armado es el ubicado en lo que es hoy Pino Suárez y Aldama. El 24 de abril de 1914, los huertistas deciden mandar quemar Nuevo Laredo al verse derrotados frente a los carrancistas, siendo este el principal acontecimiento que se da en la ciudad durante la Revolución Mexicana.
Los norteamericanos habían entrado a Veracruz para apoyar a Carranza contra Huerta y llegó un telegrama que decía “Quemen Laredo”, refiriéndose a Laredo, Texas, pero decidieron hacerlo distinto.
En las calles antes descritas, donde ahora pueden verse las instalaciones de la Facultad de Enfermería de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, se encontraba un molino que decidieron quemar, al igual que otros edificios y fincas. Entre los inmuebles incendiados estaban la estación de ferrocarril, la aduana, el palacio municipal, que se ubicaba a un costado de la actual plaza Juárez.
Estos datos fueron precisados por el historiador Manuel Ceballos Ramírez. Los laredenses podían ver desde sus azoteas en Texas un luminoso y sonoro espectáculo de humo y fuego que consumía los edificios públicos, comercios y residencias, extendiéndose a lo largo y ancho de Nuevo Laredo. “Hay una versión que dice que la orden no era quemar Laredo, Texas, sino era quemar Nuevo Laredo, para desabastecer a los constitucionalistas de lo que hubiera en el Ferrocarril, en la Aduana”, acotó el historiador.