En el marco de la creciente evidencia científica que vincula la alimentación con el desarrollo de cáncer, la dietista oncóloga Nichole Andrews ha identificado dos productos de consumo frecuente que representan un riesgo significativo.
Ambos contienen compuestos que, según investigaciones del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, pueden desencadenar procesos carcinogénicos en el organismo.
Se trata del alcohol y las carnes ultraprocesadas, las cuales en exceso aumentan drásticamente las probabilidades de padecer esta terrible enfermedad; así actúan en tu cuerpo.
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Mecanismos cancerígenos del alcohol
Cuando el alcohol se metaboliza en el cuerpo, se generan especies reactivas de oxígeno (radicales libres) que pueden:
- Dañar el ADN celular
- Producir cambios genéticos permanentes
- Convertir células sanas en cancerosas
El Instituto Nacional del Cáncer precisa que este proceso explica la relación entre el consumo de alcohol y el desarrollo de cáncer de mama, hígado, colon y esófago, entre otros.
Riesgos de las carnes ultraprocesadas
Andrews detalla cuatro factores de riesgo en estos productos:
- Nitratos añadidos: utilizados como conservantes, se convierten en compuestos N-nitrosos cancerígenos
- Cocción a altas temperaturas: genera aminas heterocíclicas e hidrocarburos aromáticos policíclicos
- Ahumado: incorpora hidrocarburos aromáticos policíclicos directamente al alimento
- Hierro hemo (en carnes rojas): puede dañar el revestimiento del colon y promover la formación de compuestos carcinogénicos
Contexto científico internacional
La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), dependiente de la OMS, clasifica:
- Las carnes procesadas en el Grupo 1 (cancerígenas para humanos)
- Las carnes rojas en el Grupo 2A (probablemente cancerígenas)
- El alcohol en el Grupo 1 (cancerígeno confirmado)
Recomendaciones prácticas
Andrews sugiere:
- Limitar o eliminar el consumo de alcohol
- Reducir significativamente el consumo de carnes procesadas (salchichas, tocino, jamones)
- Optar por proteínas alternativas como pescado, pollo, legumbres y proteínas vegetales
- Priorizar métodos de cocción saludables (vapor, hervido, horneado a temperatura media)
"La alimentación es una herramienta poderosa en la prevención del cáncer. Pequeños cambios pueden tener un impacto significativo en la reducción de riesgos", concluye la especialista.