En los últimos años, la cremación se ha convertido en una opción cada vez más elegida por las familias en Nuevo León para despedir a sus seres queridos. Esta práctica, que en México todavía enfrenta tabúes y diferencias culturales, ofrece una alternativa más económica, práctica y en muchos casos más ecológica que el tradicional entierro en panteón.
El proceso de cremación consiste en reducir el cuerpo a cenizas mediante un horno especial que alcanza temperaturas extremadamente altas, entre 800 y 1,000 grados Celsius, durante aproximadamente 2 a 3 horas. Tras este proceso, las cenizas se enfrían, se recogen y entregan a la familia en una urna.
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¿Cómo es el proceso en Nuevo León?
Al llegar a la funeraria, el cuerpo recibe un código QR para su identificación, lo que garantiza seguridad y transparencia durante todo el proceso.
Una vez cremado, el tiempo promedio desde la recepción hasta la entrega de las cenizas es de 12 a 24 horas, aunque puede variar dependiendo del volumen de trabajo y la funeraria.
¿Cuánto cuesta?
Los precios varían considerablemente, un servicio básico de cremación puede costar desde 16,000 hasta 20,000 pesos, mientras que paquetes con servicios adicionales como velación, ataúd especial o ceremonias personalizadas pueden superar los 100,000 pesos.
En contraste, un funeral tradicional puede ser más caro, especialmente cuando se considera la compra de terreno en un panteón y los gastos de mantenimiento.
Ventajas que explican su crecimiento
Además de su menor costo, la cremación ofrece beneficios ambientales al evitar el uso de espacios en cementerios y la utilización de químicos empleados en embalsamamientos. También brinda mayor flexibilidad a las familias para decidir qué hacer con las cenizas: conservarlas, esparcirlas en lugares especiales o incluso convertirlas en joyería conmemorativa.
Este cambio en la cultura funeraria se ha acelerado entre generaciones más jóvenes y en zonas urbanas como Monterrey, donde el espacio es limitado y la modernidad influye en las decisiones.
¿Y las tradiciones?
Aunque la cremación rompe con ciertas tradiciones, en Nuevo León aún persiste un fuerte arraigo a los rituales religiosos y familiares. Sin embargo, muchas iglesias han aceptado la cremación como una opción válida, siempre que se realice el respeto debido a los restos.
En definitiva, la cremación en Nuevo León es una alternativa que combina practicidad, economía y respeto, ganando aceptación en un estado que se adapta a los nuevos tiempos sin perder sus raíces.