HERBOLARIA

El árbol que previene los piquetes de insectos; sus hojas son curativas

Un ejemplar que querrás plantar en tu hogar, es una especie que da sombra y ayuda a que la biodiversidad ambiental mejore el medio en donde se cultiva

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Existe un árbol cuya fama va más allá de su imponente presencia; crece en el noreste de México y, es una especie conocida por sus propiedades medicinales así como su resistencia a condiciones adversas en entornos urbanos.

Conoce el Palo Blanco, una variedad nativa de Nuevo León, donde es apreciado no solo por sus atributos ecológicos, sino también por el uso ancestral que se le ha dado como calmante de picaduras de insectos.

Palo Blanco: una maravilla de la naturaleza

El Palo Blanco se identifica por su característico tronco claro, con altas copas muy generosas, que brindan una sombra fresca y reconfortante; es un aliado indispensable en plazas, jardines y camellones.

Aunque su nombre más popular es ese, también se le conoce como "almez del sur" o "almez del Mississippi", regiones donde también se le encuentra. Su presencia común es en las orillas de ríos y terrenos erosionables que lo han posicionado como un elemento clave para la restauración ambiental.

Suele adaptarse a distintos tipos de suelo y, es una de las especies con más fortalezas para prosperar. Suele crecer a pesar de tener sustratos pobres en nutrientes; por ello, sobrevive y se desarrolla en condiciones difíciles.

Además, no requiere cuidados intensivos, con que tenga una exposición continua a la luz del sol y riegos regulares es suficiente para que crezca con vigor. Incluso, cuando las temperaturas bajan considerablemente o suben por encima de lo habitual, este árbol logra mantenerse saludable gracias a su resistencia climática.

Uno de los aspectos que atrae, es su uso tradicional en comunidades rurales; las hojas del palo blanco se utilizan en la piel para aliviar los piquetes de insectos. Aunque no existen estudios científicos que lo confirmen como repelente, es este conocimiento popular lo que mantiene viva esta práctica heredada entre generaciones.

El follaje de estos árboles es de un tono verde brillante y su copa puede medir hasta diez metros de diámetro. El Palo Blanco puede alcanzar más de 20 metros en condiciones óptimas; también, desarrolla raíces profundas, por ello, es importante considerar el espacio donde serán plantados cuando se integran a zonas urbanas o cerca de construcciones.

Fuente: UANL

Por su resistencia a los contaminantes atmosféricos y a la sequía, el Palo Blanco se ha integrado con éxito en programas de reforestación urbana. Además, representa un refugio natural para aves y pequeños mamíferos y se convierte en un eslabón esencial para la conservación de la biodiversidad.

Este árbol no solo protege el suelo y mejora la calidad del aire; también, es un símbolo que conecta la naturaleza y la salud del ser humano. En Nuevo León, es posible adquirir ejemplares de Palo Blanco en viveros especializados, como los ubicados en Guadalupe, Monterrey y Santiago.

Estos centros de cultivo ofrecen plantas adaptadas al clima local, ideales para quienes buscan integrar árboles resistentes y con valor ecológico en sus jardines o proyectos de reforestación.