Este pequeño paraíso natural, ubicado dentro del Pueblo Mágico Nombre de Dios, sorprende por sus paisajes fluviales, su aire antiguo y su creciente atractivo turístico lo convierten en ‘La Venecia mexicana’.
México guarda un tesoro entre sus paisajes serranos: La Constancia, una comunidad enclavada dentro del Pueblo Mágico Nombre de Dios que se ha ganado el título gracias a sus inagotables corrientes de agua que serpentean entre casas, senderos y jardines.
La Constancia, 'la Venecia mexicana'
Este singular rincón, situado a apenas 40 minutos de la ciudad de Durango, ha comenzado a posicionarse como un refugio ideal para quienes buscan tranquilidad y contacto íntimo con la naturaleza.
Te podría interesar
Con poco más de 600 habitantes y una infraestructura modesta pero acogedora, La Constancia ofrece una experiencia auténtica de descanso.
Sus múltiples canales, alimentados por el caudaloso Río Tunal, nacido en los Manantiales de Los Berros, cruzan por sitios emblemáticos como Los Arcos y Las Compuertas, zonas donde las familias pueden refrescarse en aguas cristalinas, descansar bajo la sombra de árboles centenarios o compartir una comida al aire libre.
Uno de los puntos más transitados es el Paseo Colón, una vereda fluvial flanqueada por sabinos, palmeras y jardines alimentados por los canales.
Agua cristalina por todos lados
El murmullo constante del agua acompaña a los visitantes mientras atraviesan este paseo, el cual conduce hasta el centro del pueblo, donde también se encuentran restaurantes como El Paradero El Verano. Ahí, el entorno natural se mezcla con la gastronomía regional en un ambiente familiar y relajante.
Muy pronto, el recién construido Hotel Paraíso abrirá sus puertas. Su arquitectura de piedra, acabados antiguos y modernas suites buscan ofrecer a los viajeros una experiencia inolvidable.
Este hotel se suma a la vocación turística de La Constancia, que no solo ha servido como locación para películas clásicas del Viejo Oeste, sino que ahora renace como un destino imperdible.
Así, La Constancia, 'la Venecia mexicana', deja de ser un secreto local para convertirse en un símbolo de armonía entre agua, historia y hospitalidad. Visitar este lugar es más que un paseo: es una inmersión en un entorno que parece detenido en el tiempo.