Llegar tarde al trabajo no es una situación deseada por la mayoría de las personas, ya que factores como el tráfico, bloqueos o fallas en el transporte pueden causar retrasos imprevistos.
A pesar de esto, algunas empresas imponen sanciones a los empleados por estos incidentes.
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Una de las dudas más comunes es si es legal que un empleador castigue a un trabajador por llegar tarde. Aunque los retrasos pueden ser inevitables en ocasiones, algunas empresas aplican medidas disciplinarias como descuentos salariales.
Sin embargo, la Ley Federal del Trabajo (LFT) no respalda completamente esta práctica. La ley no contempla los retardos como causa de despido y solo permite descuentos salariales en situaciones específicas, como deudas con el empleador o errores en pagos relacionados con la empresa.
La LFT establece que los descuentos salariales solo pueden ocurrir en casos como el pago de deudas del trabajador, pagos excesivos, pérdidas o daños causados por el empleado, o la adquisición de productos de la empresa.
Además, los descuentos son válidos en casos de pago de pensiones alimenticias, cuotas sindicales o préstamos, pero no por llegar tarde al trabajo.
Este reglamento debe ser registrado y aprobado por la autoridad laboral correspondiente, el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral. Así, las medidas disciplinarias propuestas se consideran legales y pueden implementarse.
Entre las sanciones comunes para los retardos están la amonestación verbal, la amonestación escrita y la suspensión laboral, que no puede exceder los ocho días según la LFT.
Además, si un trabajador falta al trabajo sin justificación o permiso del empleador, podría ser despedido si acumula tres inasistencias injustificadas en 30 días.
Por otro lado, Diego García Saucedo, experto en derecho laboral, explica que si el reglamento de la empresa establece tiempos de tolerancia para llegar tarde, el empleador podría descontar el salario del día o considerarlo una ausencia sin justificación.
Para evitar problemas legales, se recomienda que todas las empresas, independientemente de su tamaño, cuenten con un reglamento interno que establezca claramente los derechos y obligaciones de los empleados, así como las consecuencias por incumplir con el horario de entrada.