Cada noviembre la familia de Don Alejo Garza Tamez se reúne para recordarlo. Hijos y nietos conmemoran cada año la vida y muerte del valiente hombre que decidió enfrentar a un grupo de hombres que quiso arrebatarle su patrimonio. Don Alejo murió la madrugada del un 14 de noviembre, pero su historia lo inmortalizó.
Garza Tamez es recordado por su familia como un hombre amoroso y apasionado de la casería. El hombre, a pesar de ya tener 77 años, mantenía un temple de acero, el cual le sirvió para defender una de las cosas que más amaba: su rancho, el cual era producto de su trabajo, por lo que decidió no acceder a ninguna amenaza.
Alejo Garza Tamez fue un empresario maderero de Nuevo León y cada cierto tiempo decidía pasar tiempo en su rancho. Le gustaba reunirse con su familia en el campo y disfrutar de los amaneceres en el monte y observar las estrellas en la profunda oscuridad que solo en un rancho es admirar.
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¿Cómo murió Don Alejo Garza Tamez?
Según los reportes, fue el 13 de noviembre del 2010 cuando Alejo Garza estaba en su rancho, cercano a Ciudad Victoria, Tamaulipas. Ese día, mientras compartía tiempo con su familia, hombres armados llegaron hasta su propiedad para exigirle que la entregara o que se atuviera a las consecuencias, para sorpresa de los delincuentes Don Alejo no huyó, no negoció, ni imploró, solo quedó en silencio mientras escuchaba que tenía 24 horas para desalojar.
Don Alejo le pidió a su familia y empleados que se fueran del rancho y que él se quedaría para ver qué pasaba. El hombre tenía décadas de experiencia en la cacería y optó por atrincherarse con un pequeño arsenal a esperar a que los delincuentes llegaran y le intentaran quitar por la fuerza lo que tantos años le costó construir.
Al amanecer del 14 de noviembre, varios vehículos llegaron repletos de hombres armados, pero los maleantes fueron recibidos a balazos apenas cuando ingresaron a la propiedad. Los sicarios no sabían exactamente de dónde salían los disparos, por lo que cuatro de ellos perecieron. Lamentablemente, superaron en número al hombre de 77 años, quien sabía cómo moverse en la propiedad y con todas sus fuerzas logró empuñar el arma como si se tratara de su última casería.
A pesar de los esfuerzos de Don Alejo Garza Tamez, cayó ante los relevos de los delincuentes que llegaron para apoyar a sus compañeros que no podían neutralizar a al longevo hombre. Hasta que finalmente lo vencieron y los únicos testigos, según la historia, fueron las huellas de la batalla. Sicarios muertos y disparos por todas partes y tan solo un hombre valiente que murió cargando su arma para defenderse.
