HOGAR

¿Dejas la esponja en jabón? Profeco revela por qué es un grave error

Este hábito es común en los hogares mexicanos porque se percibe como una forma cómoda y 'más higiénica' de conservar la fibra entre lavados

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Para muchas personas, dejar la esponja o fibra de los trastes en el fregadero sumergida en agua con jabón parece una buena forma de mantenerla limpia hasta el siguiente uso. Sin embargo, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) explica que este hábito, lejos de ser higiénico, puede resultar contraproducente tanto para la limpieza como para la salud.

De acuerdo con la Revista del Consumidor, cuando la fibra permanece mojada o en reposo dentro de agua jabonosa, su estructura comienza a deteriorarse mucho más rápido. Esto se debe a que el material especialmente si está hecho de celulosa o poliuretano se reblandece, pierde firmeza y con ello disminuye su abrasión, lo que reduce también su capacidad para tallar y limpiar adecuadamente.

El mayor problema no es solo el desgaste

La mezcla de restos de jabón diluido, grasa y partículas de comida que se acumulan en esa solución crea el entorno ideal para el desarrollo y proliferación de bacterias. Peor aún, muchas de estas bacterias pueden volverse resistentes y terminar instalándose en los platos y utensilios que se supone deberían quedar limpios después del lavado.

Profeco recomienda seguir un proceso sencillo, práctico y rápido después de cada lavado: exprimir la esponja para eliminar el exceso de agua, enjuagarla correctamente y colocarla en un espacio aireado para que pueda secarse. Evitar dejarla encharcada o sumergida es fundamental para conservar su estructura y evitar la acumulación de microbios.

Con estos cuidados, además de alargar la vida útil de la esponja, se mantiene su abrasión original, lo que se traduce en un mejor tallado cada vez que laves tus trastes. También se reduce el riesgo de contaminación cruzada en la cocina y se evita tener que reemplazar la fibra prematuramente, lo que ayuda al bolsillo y reduce desechos.

Así que, la próxima vez que termines de lavar los platos, recuerda: no dejes la esponja “en remojo”. Exprime, enjuaga y ventila. Es un simple cambio de hábito que mejora la limpieza, cuida tu salud y mantiene tus utensilios realmente libres de bacterias.