El Xoloitzcuintle, no es solo una raza canina milenaria, es un símbolo profundamente arraigado en la cultura mexicana que representa protección, compañía espiritual y vínculo entre el mundo de los vivos y los difuntos.
Según la mitología mexica, este perro fue creado por el dios Xólotl para guiar las almas de los muertos por el inframundo conocido como Mictlán.
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Una de las pruebas más temidas en el camino al inframundo o también conocido como el Mictlán, era cruzar el río llamado Apanohuacalhuia, también conocido como la “corriente de la sangre”. Según la tradición nahua, sólo los espíritus que contaban con el apoyo de un Xolo podían atravesarlo.
El perro colocaba al alma sobre su lomo y nadaba con gran esfuerzo hasta la otra orilla. Aquellos difuntos que habían olvidado tratar bien a los animales en vida, especialmente a los perros, se quedaban varados en la orilla, sin guía, condenados a vagar eternamente.
Tras superar el río, la travesía continuaba por siete niveles más; cada uno representaba un obstáculo distinto: montañas que se cerraban, vientos de cuchillas de obsidiana, selvas de bestias devoradoras, entre otros peligros. En ese contexto, el Xolo no solo era guía, sino protector: su presencia silenciosa infundía valor al espíritu, le mostraba el camino y le hablaba en la oscuridad, permitiéndole continuar. Sólo después de cuatro años de peregrinaje la alma alcanzaba el descanso final.
Ya en el plano de los vivos, este perro sagrado recibió en cambio un nuevo papel: en la festividad del Día de Muertos su imagen aparece en altares y ofrendas como recordatorio de que ningún alma cruza sola.
Incluso en algunas comunidades se dice que cuando un perro ladra o se muestra inquieto en la noche del 1 o 2 de noviembre, está sintiendo el paso de un espíritu que viaja al lado de un Xolo. Así, la raza continúa viva como símbolo de lealtad, protección espiritual y vínculo eterno entre los vivos y los muertos.
La raza ha sido declarada Patrimonio Cultural de México y su imagen aparece hoy en el arte, la moda, el cine, tal y como en la película 'Coco' como 'Dante', el fiel compañero de 'Miguelito'.
Además de su carga simbólica, el Xoloitzcuintle tiene rasgos únicos: es una de las razas más antiguas de América, fue valorada por su piel sin pelo por poblaciones prehispánicas y se reconoce oficialmente en tres tamaños: toy, mediano y estándar.
