El consumo elevado de carnes rojas ha sido vinculado por expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas, incluyendo la demencia senil, un trastorno que afecta la memoria, el pensamiento y la capacidad de realizar actividades cotidianas.
Aunque estas carnes son una fuente importante de proteínas, hierro y vitamina B12, su ingesta excesiva podría generar efectos negativos en la salud cerebral.
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Según los investigadores, el alto contenido de grasas saturadas y colesterol presente en las carnes rojas contribuye a la acumulación de placas y otras sustancias dañinas en el cerebro, lo que podría interferir en la comunicación entre neuronas y acelerar el deterioro cognitivo.
La UNAM recomienda moderar el consumo de carnes rojas y sustituirlas por fuentes de proteína más saludables, como pescado, pollo, legumbres y frutos secos. Asimismo, enfatizan la importancia de mantener una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras y cereales integrales, que aportan antioxidantes, vitaminas y minerales esenciales para el correcto funcionamiento del cerebro.
Estudios previos han demostrado que los hábitos alimenticios tienen un impacto directo en la salud cognitiva a largo plazo. Una dieta rica en grasas saturadas y pobre en nutrientes puede favorecer la inflamación cerebral y el estrés oxidativo, dos factores asociados con el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer y otras formas de demencia.
Para proteger la salud cerebral, los especialistas sugieren también combinar una alimentación balanceada con la práctica regular de ejercicio físico, estimulación mental y control de factores de riesgo, como la hipertensión y la diabetes. Estas acciones combinadas pueden retrasar la aparición de síntomas de deterioro cognitivo y mejorar la calidad de vida en la tercera edad.
Aunque las carnes rojas pueden formar parte de una dieta saludable cuando se consumen con moderación, es fundamental estar consciente de los riesgos asociados a su exceso, priorizar alternativas más saludables y mantener un estilo de vida equilibrado que favorezca la salud cerebral.