Cuando compramos ropa, es normal fijarnos en el diseño, la marca y el precio, pero pocas veces leemos la letra chiquita: la composición de los materiales o los químicos usados en tintes, procesos de acabado o fibras sintéticas.
¿Qué sustancias tóxicas pueden estar presentes en la ropa?
Investigadores y especialistas advierten que ciertas prendas, especialmente las de moda rápida o importadas de países con regulaciones laxas, pueden contener:
- Metales pesados como plomo y cadmio, asociados con riesgos como algunos tipos de cáncer.
- Formaldehído, utilizado en acabados para que la ropa no se arrugue, que puede provocar irritaciones en la piel, ojos, vías respiratorias, alergias.
- Ftalatos, empleados para hacer estampados más duraderos o dar impermeabilidad; estos tienen relación con alteraciones hormonales, posibles efectos carcinogénicos y problemas reproductivos.
- Tinturas y químicos de acabado peligrosos, que en trabajadores textiles están vinculados con efectos neurológicos, renales u óseos.
- Microplásticos liberados desde fibras sintéticas como poliéster, nailon o lycra.
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Cómo podrían afectar a la salud estos compuestos
Aunque no todos los químicos causan daño de inmediato, su exposición acumulativa puede generar varios efectos adversos:
- Contacto directo con la piel: dermatitis, irritaciones, erupciones o reacciones alérgicas
- Inhalación de vapores al ponerte la prenda nueva o con olor fuerte: molestias respiratorias, irritación nasal o de garganta
- Riesgo crónico al exponer repetidamente el cuerpo a sustancias como ftalatos o metales pesados: alteraciones hormonales, daño renal, posible incremento de riesgo de ciertos cánceres
¿Cómo identificar prendas potencialmente riesgosas?
Pese a la ley mexicana, la Norma Oficial Mexicana 004-SE-2021, exige que las etiquetas incluyan composición de fibras, país de origen, instrucciones de cuidado y quién es el responsable del producto, entre otros datos.
Pero hay un problema: la norma no obliga a indicar si hay químicos tóxicos en los tintes, acabados u otros procesos.
Algunas prácticas útiles para reducir riesgos:
- Oler la prenda al comprarla: si tiene olor fuerte a químicos o plástico, podría indicar residuos irritantes.
- Lavar antes de estrenar, incluso prendas de marcas reconocidas, para eliminar restos de químicos del proceso de fabricación.
- Preferir telas naturales como algodón, lino, seda o lana, ya que generalmente requieren menos procesos químicos.
- Revisar si la prenda tiene certificaciones como Oeko-Tex, que garantizan bajos niveles de sustancias nocivas.
- Preferir materiales naturales y optar por marcas transparentes o certificadas.
Estos pequeños pasos pueden disminuir el riesgo de irritaciones, alergias, alteraciones hormonales o efectos más serios si la exposición continua. Y aunque México cuenta con normas mínimas, falta avanzar en regulaciones que obliguen a advertir los riesgos potenciales y obliguen a mayor transparencia en la industria textil.