ALERTA SANITARIA

'Es una trampa del diablo': esta droga es 15 veces más fuerte que el fentanilo; ya llegó a América

Su producción en laboratorios clandestinos y su difícil detección han favorecido su expansión, especialmente tras la caída global de la heroína

Escrito en GLOBAL el

Desde 2019, un grupo de potentes opioides sintéticos conocidos como nitazenos ha comenzado a circular en al menos 30 países de Europa, América, Asia y Oceanía. Estas sustancias, en algunos casos hasta 15 veces más potentes que el fentanilo, han sido detectadas en dosis mínimas mezcladas con cocaína, heroína o éxtasis, sin que los consumidores sepan lo que están ingiriendo.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ha documentado 26 variantes de nitazenos, y en el 82 % de los casos registrados, las consecuencias fueron fatales. En Australia, por ejemplo, 32 personas fallecieron entre 2020 y 2024, la mayoría sin saber que los opioides estaban en la sustancia que consumieron.

“Una trampa del diablo”

Así lo definió Tina Harris, una londinense que terminó inconsciente en un hospital tras consumir lo que creyó era fentanilo. En realidad, había tomado nitazenos, y solo sobrevivió gracias a una dosis de naloxona, el antídoto utilizado en casos de sobredosis.

Fue como una emboscada química, una trampa del diablo.

Fácil de producir, difícil de detectar

A diferencia de la heroína, los nitazenos no dependen de cultivos, se elaboran en laboratorios clandestinos con químicos fáciles de conseguir. Esta facilidad de producción ha sido aprovechada por el crimen organizado, especialmente tras la caída de la oferta de heroína a nivel mundial debido a la prohibición del cultivo de amapola en Afganistán desde 2022.

Este fenómeno recuerda a lo ocurrido en Estonia a principios de los 2000, cuando el fentanilo reemplazó a la heroína y provocó una crisis de sobredosis que duró más de 10 años. Hoy, el patrón parece repetirse con los nitazenos.

Respuesta urgente

Organismos como la UNODC y la Organización Mundial de la Salud piden a los países actuar con rapidez: reforzar los sistemas de detección, distribuir naloxona de forma accesible y ampliar el acceso a tratamientos para adicciones.

El profesor Cobus Gerber, de la Universidad del Sur de Australia, advirtió que estamos ante una nueva fase de la crisis de opioides.

Si no se actúa ya, las consecuencias podrían ser aún peores que con el fentanilo.

Además, hay preocupación por su combinación con otras drogas emergentes, como la xylazina, un sedante veterinario que agrava el riesgo de sobredosis y provoca efectos devastadores en el cuerpo humano.