Lo que comenzó como una confusión infantil terminó convirtiéndose en una de las historias más insólitas y documentadas de la vida religiosa.
Frank Tavares, originario de República Dominicana, fue criado desde los cuatro años en un convento tras quedar huérfano. Su piel clara y apariencia delicada llevaron a que las monjas lo confundieran con una niña, lo bautizaran como María Margarita y lo integraran a la vida religiosa como una novicia más.
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Durante 22 años Tavares vivió bajo el hábito, rezando, cosiendo y participando en las rutinas de las congregaciones donde permaneció. Pero en secreto ocultaba un hecho imposible de sostener para siempre, era un hombre.
Según contó décadas después, llegó a fingir menstruaciones, evitaba bañarse con las demás religiosas y usaba vestimentas amplias para ocultar su cuerpo.
Nunca me desnudé frente a ellas… fingía mi periodo menstrual.
La vida de “Sor Margarita” cambió de forma irreversible cuando se enamoró de otra novicia, Silvia. La relación clandestina acabó en embarazo, lo que reveló la verdadera identidad de Tavares y desencadenó su expulsión del convento alrededor de 1979.
El escándalo fue inevitable, una “monja” había dejado en evidencia un secreto guardado por más de dos décadas.
Tras abandonar la vida religiosa, Tavares se dedicó a la costura un oficio que había aprendido en el convento y más tarde decidió narrar su historia en libros como 'La monja desvestida' y 'Encrucijada en la sombra'.
Hoy, el relato de Frank Tavares no solo es un episodio insólito de identidad y engaño, sino también un reflejo de cómo las estructuras religiosas de la época pudieron mantener oculto un secreto tan delicado durante tantos años.
Para muchos, “Sor Margarita” se convirtió en un símbolo de contradicciones, fe y deseo, apariencia y verdad, disciplina y libertad.