IGLESIA CATÓLICA

Monja rompe protocolo y reza frente al féretro del papa Francisco; ¿de quién se trata?

Su cercanía con Francisco se destacó por su incansable labor en la periferia de la ciudad, y su acción en la despedida fue un emotivo homenaje al hombre que apoyó su misión

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Mientras la ceremonia de despedida al papa Francisco se desarrollaba con la solemnidad propia del Vaticano, uno de los momentos más conmovedores ocurrió cuando una pequeña religiosa rompió el protocolo y se acercó al féretro del pontífice para rendirle un último homenaje.

Sor Geneviève Jeanningros, monja de 81 años de la orden de las Hermanitas de Jesús, se desvió de la fila marcada por cardenales y obispos para detenerse en oración ante el ataúd del papa Francisco, quien falleció el 21 de abril a los 88 años.

Con su mochila sobre los hombros, la monja se arrodilló y permaneció en silencio durante varios minutos, sin que nadie interviniera.

A pesar de no ser parte del protocolo establecido, Sor Geneviève, conocida como la "enfant terrible" por el papa Francisco, fue respetada por todos. Su presencia en el lugar tenía un profundo significado, pues ella fue una amiga cercana del papa, quien la apoyó en su incansable labor en favor de los más marginados de Roma, especialmente de las mujeres transexuales y los feriantes de Ostia, una zona costera en la región de Lacio.

Desde hace más de cinco décadas, Sor Geneviève ha trabajado en la periferia de la ciudad, visitando regularmente a personas transgénero y homosexuales, muchas de ellas involucradas en la prostitución.

Su vínculo con el papa Francisco fue cercano; ella fue quien llevó a estos grupos a las audiencias generales, abriendo un puente entre ellos y el pontífice, quien los recibió con empatía y compasión. "El papa rezó por ellas", decía con emoción mientras recordaba las veces que llevó a estas personas a conocer al Papa.

En 2020, durante la pandemia de coronavirus, Sor Geneviève solicitó la ayuda del cardenal Konrad Krajewski para apoyar a los feriantes y transexuales que quedaron sin trabajo debido a las restricciones.

No solo consiguió ayuda para ellos, sino que también, el 31 de julio de 2024, logró que el papa visitara el parque de atracciones de Ostia para encontrarse con los feriantes, una acción que marcó un hito en la historia del pontificado.

El gesto de Sor Geneviève al despedir al papa Francisco no solo fue un acto de fe, sino también un reconocimiento al hombre que comprendió y apoyó su misión a lo largo de los años, mostrándose siempre cercano a los más vulnerables.