Lo que debía ser una divertida promoción de McDonald’s Japón se convirtió en un problema de proporciones inesperadas.
La cadena de comida rápida se vio obligada a disculparse formalmente después de que revendedores compraran en grandes cantidades las Cajitas Felices de Pokémon con el fin de obtener las tarjetas de edición limitada, dejando atrás las comidas sin consumir dentro y alrededor de las tiendas.
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La campaña, planeada originalmente para durar tres días, ofrecía a los clientes un set de dos tarjetas de Pokémon al comprar un Happy Meal: una tarjeta original de Pikachu y otra seleccionada al azar entre Pikachu, Meowth, Swinub, Ralts o Riolu. La promoción formaba parte de una colaboración de tres semanas entre McDonald’s Japón y Pokémon, que incluye juguetes especiales de la franquicia.
Pese a las instrucciones de comprar máximo cinco juegos por cliente y no revender, la alta demanda provocó que la mayoría de las tiendas agotaran las tarjetas en solo un día, lo que llevó a la cadena a terminar anticipadamente la promoción en varias sucursales.
Los revendedores comenzaron a ofrecer las tarjetas en línea por 25 a 40 dólares cada una, llegando incluso a vender 10 tarjetas sin abrir por 255 dólares, mientras que el Happy Meal original costaba aproximadamente 3.50 dólares (510 yenes).
En su comunicado, McDonald’s Japón condenó estas prácticas.
No toleramos la compra de Cajitas Felices con el propósito de reventa, este incidente viola nuestra filosofía de ‘proveer una experiencia de comida divertida para niños y familias.
La empresa anunció medidas para evitar que la situación se repita: restricciones en la cantidad de Happy Meals por pedido, límites en compras móviles y de entrega, y prohibición a clientes que no respeten las reglas, como quienes intenten comprar al por mayor, hagan fila varias veces o actúen de forma intimidante.
Además, McDonald’s solicitará a las plataformas de venta de segunda mano que refuercen controles para evitar acaparamiento y reventa maliciosa.
Este episodio evidencia los desafíos que enfrentan las marcas globales al manejar promociones altamente demandadas y la importancia de establecer mecanismos efectivos para proteger tanto la experiencia del consumidor como la integridad de la campaña.