En Berkeley, California, Estados Unidos, una serpiente de la especie California kingsnake ha sorprendido a científicos y público por nacer con dos cabezas funcionales.
Bautizada como Zeke y Angel, esta serpiente bicéfala representa un caso real de bicefalia, una anomalía genética poco común que ocurre cuando un embrión no se divide completamente, dando lugar a dos cabezas en un solo cuerpo.
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Cada cabeza tiene su propio cerebro y sistema nervioso parcial, lo que significa que ambas intentan controlar el cuerpo, a veces con movimientos contradictorios.
Esta condición puede complicar funciones básicas como la alimentación y el desplazamiento, poniendo en riesgo la supervivencia del animal en la naturaleza.
Lo notable de Zeke y Angel es que, a pesar de estos retos, sigue viva y relativamente sana después de varios meses, algo que desafía las estadísticas, pues la mayoría de los animales con esta condición suelen morir poco después de nacer.
Se sabe que Angel, la cabeza dominante, es la que se encarga de alimentarse, mientras que Zeke tiene un rol más secundario.
La dicefalia no es exclusiva de serpientes
Se ha documentado en tortugas, lagartos y algunos mamíferos, aunque en estos últimos es extremadamente raro y usualmente incompatible con la vida a largo plazo.
Un ejemplo emblemático es Janus, la tortuga de dos cabezas que vive desde 1997 en el Museo de Historia Natural de Ginebra, Suiza, y es el animal bicéfalo más longevo del mundo.
Este fenómeno ha sido estudiado por biólogos para entender mejor cómo se desarrollan estas anomalías genéticas y cómo ciertos animales logran adaptarse a ellas en condiciones controladas.
En la naturaleza, la bicefalia suele ser una sentencia de muerte debido a la dificultad para coordinar movimientos y competir por recursos.
La historia de Zeke y Angel no solo genera fascinación, sino que también sirve como recordatorio de la diversidad y complejidad de la vida, así como de la importancia de la conservación y cuidado de los animales que desafían las leyes naturales.