La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), opera en más de 300 puntos de entrada en Estados Unidos, revisando con tecnología avanzada y perros entrenados cada vehículo y paquete que cruza la frontera.
Aunque la mayoría de las inspecciones terminan en controles rutinarios, una fracción importante descubre hallazgos inesperados que amenazan la salud pública, el patrimonio cultural o la seguridad nacional.
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Fetos humanos en frascos
En 2020, en el Aeropuerto Internacional de Atlanta, CBP decomisó varios frascos con fetos humanos y otras partes biológicas que un pasajero proveniente de Corea intentaba ingresar sin permisos legales.
El transporte no autorizado de tejidos humanos representa un serio riesgo sanitario y viola regulaciones federales, como las establecidas por el CDC.
Momias y artefactos arqueológicos
CBP, en conjunto con la Agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), combate el tráfico ilegal de patrimonio cultural.
En aeropuertos como Miami y Houston se han confiscado momias de simios, cráneos antiguos y urnas funerarias precolombinas ocultas en equipaje, lo que resultó sumamente inusual debido al contexto de las situaciones que se viven diariamente.
Un caso destacado fue la incautación de una urna funeraria peruana en Miami, que violaba leyes internacionales sobre patrimonio cultural (ICE Cultural Property Program).
Estos decomisos muestran que la frontera no es solo un punto de paso legal, sino una línea donde se enfrentan lo inesperado, lo ilegal y lo insólito, dejando sorprendidos a los mismos agentes fronterizos.
La labor de CBP, en coordinación con agencias como CDC, ICE y U.S. Fish and Wildlife, es esencial para proteger la salud pública, la biodiversidad y el patrimonio cultural, enfrentándose diariamente a hallazgos que parecen de película pero son completamente reales.