Si alguna vez lloraste picando cebolla, sabes que no todas son iguales. En el mundo de la cocina mexicana y del mundo entero hay dos protagonistas que compiten silenciosamente en nuestras recetas: la cebolla blanca y la cebolla morada.
Ambas son omnipresentes en los tacos, salsas, guisos y ensaladas. Pero detrás de su color hay un universo de diferencias que pueden cambiar no solo el sabor de tu platillo… sino también su valor nutricional y tu experiencia al cocinar.
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Sabor: ¿dulce o punzante?
La blanca tiene un sabor más fuerte y picante, por eso se usa para cocinar: aguanta el calor y da carácter a cualquier guiso o caldo.
La morada, en cambio, es más suave y dulzona, ideal para usar cruda en ensaladas, tacos y ceviches sin dominar al resto de los ingredientes.
- Dato curioso: la cebolla morada se carameliza más rápido por su contenido de azúcares naturales.
- Nutrientes: lo que no ves pero tu cuerpo agradece
Ambas cebollas aportan fibra, vitamina C y compuestos antioxidantes, pero:
La cebolla morada contiene antocianinas, los pigmentos responsables de su color violáceo, conocidos por su poder antiinflamatorio y cardioprotector.
La blanca, aunque también saludable, tiene menos antioxidantes y se destaca más por su efecto digestivo y su capacidad para eliminar toxinas.
¿Y las lágrimas?
La cebolla blanca contiene más compuestos sulfurosos, por eso irrita más los ojos al cortarla, la morada, al ser más suave, es menos agresiva... aunque eso no garantiza que salgas ileso del picado.
Usa cuchillos afilados y corta cerca de un ventilador o bajo agua. No necesitas lentes de natación… aunque ayudan.
¿Cuál elegir?
- Para cocinar intensamente: la blanca es tu aliada
- Para platillos frescos y coloridos: la morada es reina
- Para cuidar tu corazón y evitar lágrimas: quédate con la morada
Al final, como en todo en la cocina, la clave está en usar el ingrediente correcto en el momento justo, porque sí, en cada rebanada de cebolla hay mucho más que sabor… hay historia, salud y hasta emoción.