En situaciones de desastre como una inundación, la diferencia entre una tragedia y una supervivencia exitosa muchas veces no depende de la fuerza física ni del nivel de experiencia en natación, sino del autocontrol y de la toma rápida de decisiones.
Si no sabes nadar, no estás condenado. Lo fundamental es actuar con serenidad y lógica. Entrar en pánico, gritar o agitarse en el agua solo empeora el riesgo de ahogamiento.
¿Cómo sobrevivir en una inundación si no sabes nadar?
El cuerpo humano, por su densidad y estructura, tiene una capacidad natural para flotar, especialmente en agua salobre. Esto significa que una persona sin habilidades de natación puede mantenerse a flote si se coloca de espaldas, con el rostro hacia arriba, permitiendo que el aire en los pulmones actúe como una especie de chaleco salvavidas natural.
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En aguas tranquilas o incluso en corrientes moderadas, esta técnica puede mantener a la persona a salvo hasta que llegue ayuda.
En escenarios más extremos, como ríos crecidos o calles anegadas con corrientes fuertes, el principio sigue siendo el mismo: conservar la calma, mantener la boca cerrada bajo el agua y respirar solo cuando sea seguro. Además, encontrar objetos flotantes, como ramas, bidones o cajas puede brindar soporte adicional.
La ubicación también importa. En caso de encontrarse en un área urbana, subir a pisos altos y mantenerse alejado de sótanos o estructuras inestables es crucial. Evitar el contacto con cables eléctricos o el uso de automóviles durante la emergencia puede prevenir accidentes fatales.
Mantén la cabeza fría
La instrucción más importante sigue siendo no intentar cruzar ni caminar en el agua, aunque parezca poca. Quince centímetros de corriente pueden derribar a un adulto.
Por ello, si no sabes nadar, lo más vital durante una inundación es recordar esto: mantener la cabeza fría puede salvarte la vida. Así, incluso sin saber nadar, es posible sobrevivir a una inundación.