Lo que parecía una simple revisión de bienestar terminó convirtiéndose en una escena conmovedora que ha dado la vuelta al país. El pasado 14 de mayo, agentes del Departamento de Policía de Phoenix, Arizona, ingresaron a una casa tras el reporte de un vecino preocupado porque no había visto a su vecina y a su hija en varios días.
Al mirar por una ventana, los oficiales observaron a una mujer inmóvil dentro del domicilio. Al forzar la entrada, descubrieron la trágica escena: una madre sin vida y, junto a ella, una pequeña bebé envuelta en una manta, aún con vida pero al borde del colapso por deshidratación y abandono involuntario.
“La madre falleció mientras la pequeña aún estaba en la cama, acurrucada donde ella la había puesto”, declaró el sargento Brian Bower en entrevista con Univision, medio que dio a conocer la noticia junto con imágenes captadas por las cámaras corporales de los oficiales.
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El caso generó una oleada de emociones en redes sociales, no solo por la escena, sino por lo cerca que estuvo la bebé de perder la vida. Según los médicos que la atendieron, si el rescate hubiera tardado unas pocas horas más, probablemente no habría sobrevivido.
La menor fue trasladada de inmediato a un hospital donde recibió atención urgente. Su estado de salud ha mejorado considerablemente, y se espera una recuperación completa. La policía no ha revelado aún la causa oficial de muerte de la madre ni su identidad, pero continúa investigando el caso.
Aunque el destino fue cruel para la madre, la oportuna intervención de los oficiales marcó la diferencia para su hija. Un acto de rutina que terminó salvando una vida.