En un giro inusual en la diplomacia internacional, el presidente estadounidense Donald Trump reveló que el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, se refirió a él como "papi" durante las negociaciones para frenar el conflicto entre Israel e Irán.
"Lo hizo con mucho cariño", declaró Trump este miércoles, agregando con humor característico: "Si no le gusto, se lo haré saber. Volveré y le daré duro".
El comentario surgió cuando Rutte, en una comparecencia conjunta, explicó que "papi (Trump) tiene que usar a veces un lenguaje fuerte para conseguir que paren", refiriéndose a los esfuerzos del mandatario estadounidense para mediar en el reciente intercambio de ataques entre Teherán y Tel Aviv.
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Trump, por su parte, comparó el conflicto con "dos niños peleando en un patio de colegio" y se atribuyó el mérito de haberlo detenido tras el bombardeo estadounidense a instalaciones nucleares iraníes el sábado pasado.
Un tono informal que genera controversia
La dinámica entre ambos líderes quedó al descubierto cuando Trump compartió en Truth Social mensajes privados de Mark Rutte escritos con un estilo coloquial, similares a los suyos. Ante las preguntas de la prensa sobre si esto mostraba debilidad en el holandés, Trump lo defendió: "No lo creo. Es cuestión de gustos, pero es un buen amigo".
El episodio refleja la peculiar relación de Trump con aliados tradicionales, donde la franqueza (y a veces la grosería) sustituye al protocolo. Durante la rueda de prensa, el presidente no dudó en calificar a israelíes e iraníes como actores que "no saben qué carajo hacen", usando un lenguaje explícito ("fuck") que ya es sello de sus intervenciones.
Reacciones y trasfondo estratégico
Mientras algunos analistas ven en el apodo "papi" una estrategia de Rutte para manejar el ego de Trump, otros critican la infantilización de las relaciones internacionales. El hecho ocurre en un contexto delicado: la OTAN busca mantener la cohesión ante las presiones de Trump para que los aliados aumenten su gasto militar, mientras Estados Unidos intenta reafirmar su liderazgo en Medio Oriente tras la crisis entre Israel e Irán.