Elon Musk, conocido tanto por sus ambiciones interplanetarias como por sus polémicas terrenales, apareció el viernes en el Despacho Oval con un ojo morado.
El empresario de 53 años, que se despedía de su rol en el Departamento de Eficiencia Gubernamental, explicó entre risas que el golpe fue cortesía de su hijo de cinco años, X, durante un inocente juego familiar. Sin embargo, el relato no convenció ni siquiera a su propia inteligencia artificial, Grok.
El ojo morado de Elon Musk
Durante una rueda de prensa posterior a su aparición, Musk aseguró que la lesión fue producto de una broma con su hijo:
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Aunque la anécdota fue recibida con carcajadas, Grok ofreció una perspectiva más técnica y menos anecdótica. El chatbot, que ha sido integrado en múltiples divisiones de sus empresas, analizó la afirmación y la calificó de improbable, señalando que se requerirían factores atípicos para causar tal daño.
Entre las condiciones que Grok consideró necesarias para que un niño cause ese tipo de trauma en un adulto se encuentran la fragilidad de la piel, consumo de sustancias, o un estado físico comprometido.
Las declaraciones de la IA coinciden con la creciente especulación sobre el estado de salud del magnate, alimentada por un reciente reportaje que sugiere el uso de psicotrópicos durante su participación en campañas políticas.
A pesar del revuelo, Musk restó importancia al incidente, comparándolo en tono jocoso con un altercado conyugal del presidente francés captado en video. No obstante, el episodio no pasó desapercibido para la opinión pública ni para los analistas que monitorean su entorno empresarial.