En el corazón de la Ciudad Vieja de Praga se alza uno de los relojes más enigmáticos y fascinantes del mundo: el Reloj Astronómico de Praga, conocido también como el Orloj. Aunque a simple vista parezca solo una joya arquitectónica medieval, detrás de sus engranajes esconde siglos de historia, superstición y una maldición escalofriante.
Construido en 1410 y perfeccionado por el maestro artesano Jan Ruže también llamado Maestro Hanuš, el reloj no solo da la hora. Es un prodigio mecánico adelantado a su tiempo: muestra cinco husos horarios, las fases lunares, el calendario agrícola, la posición del Sol y la Luna, e incluso los signos del zodiaco, que desfilan en una danza celeste única cada hora.
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Pero más allá de su precisión y belleza, el reloj encierra una tragedia digna de una leyenda oscura. Se dice que los gobernantes de Praga, embelesados con la obra de Jan Ruže, temían que replicara su creación en otra ciudad. Y en una decisión brutal, orquestaron un plan para asegurarse de que eso nunca ocurriera.
En plena noche, entraron a su casa y lo dejaron ciego, quemándole los ojos, condenándolo a no volver a crear jamás.
Devastado por la traición, Jan logró arrastrarse hasta su amado reloj y, con sus propias manos, alteró su mecanismo antes de morir, dejando su alma según la leyenda ligada para siempre a sus engranajes.
Desde entonces, se dice que una maldición cayó sobre el reloj. Cada vez que el Orloj se detiene, Praga también se paraliza: tragedias, crisis e incluso desastres naturales han sido vinculados a sus pausas. La ciudad entera vive con el temor de que algún día vuelva a detenerse… y con él, la buena fortuna de toda la nación.
Hoy, miles de turistas lo contemplan sin saber que no solo están viendo una obra de arte mecánica, sino una historia viva de pasión, traición y misterio que ha resistido guerras, incendios… y el paso del tiempo.