INMIGRACIÓN

Trump les otorga asilo político a sudafricanos; dice que sufren discriminación en su país

Casi medio centenar de ciudadanos del sur de África de ascendencia europea arribaron a Estados Unidos como refugiados. En Pretoria tachan la acción como estrategia ideológica

Recibe Trump a sudafricanos refugiados.
Recibe Trump a sudafricanos refugiados.Créditos: internet
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Con una alfombra diplomática y cámaras apuntando, la administración Trump ha dado un recibimiento poco común a un grupo de sudafricanos 'güeros' recién llegados al aeropuerto Dulles.

La medida, calificada como “humanitaria” por voceros oficiales, ha abierto un nuevo capítulo en la política migratoria estadounidense. Cuarenta y siete afrikáners han sido seleccionados para ingresar al país bajo una vía rápida de protección que los equipara con refugiados, pese a no cumplir los requisitos establecidos por organismos internacionales.

Trump les otorga asilo político a sudafricanos 'güeros'

El subsecretario de Estado Christopher Landau declaró que el grupo fue invitado por orden presidencial como respuesta a una supuesta ola de hostigamiento étnico en su país de origen.

Son bienvenidos aquí; el presidente quiere que sepan que tienen un lugar seguro en Estados Unidos

Sin embargo, esta decisión ha encendido las alarmas tanto en Sudáfrica como entre organizaciones humanitarias en Estados Unidos.

El gobierno sudafricano condenó el gesto, señalando que no existe persecución sistemática contra los afrikáners, una comunidad históricamente privilegiada. “Es una movida netamente propagandística”, declaró un portavoz del Ministerio de Relaciones Internacionales.

Diversas ONGs estadounidenses también han mostrado su inconformidad. Laura Thompson Osuri, directora de Homes Not Borders, expresó su preocupación por la aplicación selectiva del asilo.

Esto no es una política de ayuda a los vulnerables, es una intervención con un claro sesgo racial y geopolítico

La medida se enmarca en una serie de excepciones aplicadas por Trump, a pesar de su historial de restricciones migratorias severas. La exclusión de los recién llegados de los programas habituales de reasentamiento, incluido el de la Iglesia Episcopal, ha generado más sospechas que respaldo.

Mientras tanto, los nuevos residentes aguardan su redistribución en distintos estados, lejos de las grandes ciudades del este.