El término "Texas", presente hoy en millones de documentos, señales y discursos, no proviene del inglés, como comúnmente se cree.
Su origen es mucho más antiguo y proviene del idioma hablado por los indígenas caddo, quienes habitaban lo que hoy conocemos como el este del estado.
¿Texas o Tejas?
“Teysha” o “Taysha”, que puede traducirse como “compañero” o “aliado”, fue la palabra que los primeros españoles adaptaron como “Tejas”.
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Durante el siglo XVI, exploradores hispanos como Alonso Álvarez de Pineda y Álvar Núñez Cabeza de Vaca recorrieron esta vasta región, trazando mapas e interactuando con las tribus locales.
En sus crónicas y mapas se documenta, por primera vez, el uso del término “Tejas” para designar el territorio. Esta denominación fue una de muchas que los colonizadores tomaron de las lenguas originarias para bautizar geografías desconocidas.
La palabra evolucionó junto con la región. A pesar de las múltiples transformaciones políticas, desde la colonización española hasta su anexión a Estados Unidos, el nombre se mantuvo.
Legado histórico
Cuando Texas proclamó su independencia de México en 1836, los líderes de la joven república decidieron conservar el término, reconociendo así su legado cultural e histórico.
Aunque en algunas regiones de habla hispana, particularmente en España, todavía se escucha la variante “Tejas”, la forma “Texas” ha ganado predominancia, siendo recomendada en contextos formales y de uso general.
Esta prevalencia refleja no solo la influencia del inglés, sino también el peso que ha adquirido como un símbolo político y cultural.
En la fonética de este estado conviven amistades indígenas, mapas imperiales y aspiraciones republicanas, todo condensado en una sola palabra: Texas.