Desde teléfonos falsificados hasta frutas prohibidas, armas no declaradas o hasta piezas arqueológicas, la Customs and Border Protection (CBP) decomisa una sorprendente variedad de productos en los más de 300 puertos de entrada a Estados Unidos.
Solo en 2023, se reportaron más de 20 millones de productos confiscados, según datos oficiales del Departamento de Seguridad Nacional, pero la gran pregunta es: ¿qué ocurre después con todo eso?
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Subastas para lo legal
Los objetos que no son ilegales por naturaleza, por ejemplo, tecnología sin declarar, vehículos o mercancía original sin documentos de importación pueden terminar en subastas públicas. La General Services Administration (GSA) administra estas ventas en línea, donde cualquiera puede comprar desde relojes de lujo hasta tractores.
Estas subastas ayudan al gobierno a recuperar parte del valor económico de los decomisos. En algunos casos, lo recaudado puede destinarse a programas de seguridad o de compensación.
Destrucción: lo que no puede circular
Cuando se trata de productos falsificados, alimentos no permitidos o materiales peligrosos, el destino es claro, destrucción total. La CBP tiene protocolos específicos para destruir mercancía que represente un riesgo para la salud, la economía o la propiedad intelectual.
Por ejemplo, la ropa pirata se tritura, y los productos agrícolas se incineran o someten a tratamientos especiales.
Donaciones con causa
No todo termina destruido. Existen programas como CBP Donations Acceptance Program, que permiten la donación de ciertos artículos a organizaciones sin fines de lucro o agencias gubernamentales. Zapatos decomisados en buen estado, ropa sin marca, incluso alimentos sellados, han sido entregados a albergues y comunidades necesitadas.
Un caso destacado fue en 2022, cuando toneladas de juguetes decomisados, aunque con detalles legales faltantes fueron reacondicionados y donados a niños en situación vulnerable en la frontera sur.
Más allá del objeto: inteligencia y prevención
Además del manejo físico de los decomisos, cada uno de estos artículos se convierte en una pieza clave para la inteligencia aduanera.
La CBP utiliza la información recolectada en cada caso para identificar patrones de tráfico, redes criminales y nuevas rutas de contrabando.