Dormir a tiempo se ha convertido en uno de los mayores retos de la vida moderna. Las pantallas, el estrés y los horarios desajustados han provocado que muchas personas padezcan insomnio o dificultades para conciliar el sueño antes de la medianoche.
Sin embargo, expertos en salud del sueño señalan que pequeños cambios en la rutina pueden hacer una gran diferencia para recuperar el equilibrio natural del cuerpo y descansar mejor. Estos son cuatro hábitos sencillos que pueden ayudarte a dormir temprano y sincronizar tu reloj biológico.
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Establece un horario para dormir
Irse a la cama y levantarse a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana, es uno de los factores más importantes para entrenar al cuerpo. De acuerdo con la National Sleep Foundation, mantener una rutina fija ayuda a regular los niveles de melatonina, la hormona encargada de inducir el sueño. Cuando el cuerpo se acostumbra a un horario estable, se reduce el tiempo que tarda en quedarse dormido y mejora la calidad del descanso.
Evita pantallas y luz azul
La exposición a la luz de teléfonos, computadoras o televisores retrasa la liberación de melatonina, confundiendo al cerebro y haciéndole creer que aún es de día. Los especialistas recomiendan desconectarse una hora antes de acostarse, usar iluminación cálida en la habitación y sustituir el uso del celular por actividades relajantes como leer, escuchar música suave o practicar respiración consciente.
Reduce el consumo de cafeína
El café, el té negro, los refrescos de cola y el chocolate contienen cafeína, un estimulante que puede permanecer en el organismo hasta seis horas. Ingerir estas bebidas por la tarde o noche afecta directamente la capacidad de conciliar el sueño. Asimismo, cenar en exceso o muy tarde también interfiere con el descanso. Lo ideal es realizar la última comida dos o tres horas antes de dormir y optar por platillos ligeros como verduras cocidas, frutas o yogurt.
Crea una rutina relajante
El cuerpo necesita señales para entender que es momento de descansar. Tomar un baño tibio, meditar, hacer estiramientos o escuchar sonidos tranquilos puede reducir el nivel de cortisol, la hormona del estrés, y preparar al cerebro para dormir. Mantener la habitación fresca, oscura y libre de ruidos también contribuye a un sueño más profundo y reparador.
Dormir bien, una inversión en salud
Dormir temprano no solo mejora el estado de ánimo y la concentración, sino que también fortalece el sistema inmunológico, regula el apetito y reduce el riesgo de enfermedades crónicas como la hipertensión o la diabetes. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los adultos deben dormir entre 7 y 9 horas diarias para mantener un funcionamiento óptimo.
En una época en la que el descanso parece un lujo, aplicar estos hábitos puede marcar la diferencia entre una noche de insomnio y un verdadero descanso reparador.
