Amanda Muir, una enfermera neonatal de 46 años ha sido sentenciada a dos años de prisión tras ser descubierta como la autora de un fraude impactante: durante años fingió tener un cáncer terminal con el fin de enriquecerse ilícitamente.
¿Cómo lo hizo?
El plan de Muir fue una elaborada farsa que explotó su siendo enfermera neonatal en el Hospital General Wishaw. Para hacer creíble su enfermedad, manipuló su apariencia física con medicamentos para perder peso y simuló los efectos de la quimioterapia, con ello convenció al Servicio Nacional de Salud (NHS) para que le prescribiera potentes opiáceos, desviando recursos de pacientes reales en necesidad.
La actuación de Muir fue tan convincente que logró engañar a sus colegas, quienes la remitieron a cuidados paliativos, sin embargo, su engaño comenzó a desmoronarse cuando un médico detectó irregularidades en su historial. El supuesto oncólogo que la atendía desmintió su relación con Muir y reveló que las 16 cartas con su firma eran falsificaciones.
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Autoridades iniciaron investigación
Cuando finalmente fue localizada por detectives, Muir mantenía su mentira en unas vacaciones, con la cabeza afeitada y una cánula en el brazo, intentando sostener su fachada. En su hogar, las autoridades hallaron plantillas para falsificar las cartas médicas, evidenciando la premeditación de su crimen.
Durante el tiempo que duró la mentira, la enfermera logró cobrar una cifra de 248 mil dólares del sistema público de salud, recursos destinados para enfermos terminales.
La defensa de Muir intentó alegar la existencia de un "trastorno facticio", condición que la impulsaba a simular enfermedades, pero la jueza Susan Craig no aceptó esta explicación, señalando la severidad del daño causado al erario público y la alta culpabilidad de Muir.
Aunque la enfermera ha prometido la devolución parcial del dinero robado, el daño personal y profesional que ha sufrido es inmenso.