La madrugada del lunes, las autoridades de tránsito en Matamoros, Tamaulipas, detuvieron a un sacerdote que conducía con un nivel elevado de alcohol en la sangre.
El incidente ocurrió en un punto de revisión vial, donde el conductor no pudo acreditar estar en condiciones óptimas para manejar.
Sorprenden a sacerdote en operativo antialcohol
Tras la inspección correspondiente, los oficiales trasladaron el automóvil al corralón municipal, en espera de que el clérigo cubra las sanciones estipuladas por la normativa local.
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Según el reglamento de movilidad, los conductores sorprendidos bajo efectos etílicos deben pagar multas y realizar trámites administrativos para recuperar sus vehículos.
La noticia se viralizó rápidamente en redes sociales, donde las posturas se dividieron entre la crítica y la empatía. Algunos ciudadanos señalaron la responsabilidad moral que se espera de los líderes religiosos, mientras que otros enfatizaron la condición humana de quienes ejercen ese ministerio.
Entre las voces más destacadas estuvo la de Esmeralda de la Rosa, quien expresó que los sacerdotes no deben colocarse en un pedestal, ya que “son personas como cualquier otra”.
Llueven opiniones
En contraste, Lilia García comentó en tono irónico que el exceso podría deberse al consumo de vino en las celebraciones litúrgicas del domingo.
Otras opiniones, como la de Estelita Cosme, mostraron indignación por los juicios severos hacia el religioso. Mientras tanto, Cristhi Silva argumentó que los creyentes deberían abstenerse de condenar, recordando que “nadie está libre de equivocarse” y que únicamente Dios tiene la última palabra.