RELIGIÓN

Hermanas Oblatas de Jesús Sacerdote se van de Nuevo Laredo; dieron servicio por 35 años

La congregación se despide tras tres décadas y media de presencia y servicio pastoral; el norte del país sufre una gran crisis vocacional

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Tras 35 años de servicio, las Hermanas Oblatas de Jesús Sacerdote se despidieron de la Diócesis de Nuevo Laredo, en un emotivo acto marcado por la crisis vocacional que atraviesa todo el norte del país.

Esta situación ha llevado a las religiosas a ser enviadas a otras comunidades, como ya había sido anunciado previamente por la Diócesis en una rueda de prensa. La congregación se dedica principalmente a la oración por la santidad de los sacerdotes y seminaristas.

El acto de despedida se realizó el martes con una misa solemne presidida por monseñor Rogelio Cabrera López, administrador apostólico de la Diócesis de Nuevo Laredo. En ella, se destacó la dedicación y el compromiso de las hermanas en su labor, las cuales dejaron una huella profunda en la comunidad diocesana.

A la ceremonia asistieron como invitadas especiales la madre Landy Carolina Tun Pinto, superiora general de la congregación, así como la hermana Lucía Lidia Leyva Villavicencio, fundadora de la primera comunidad en Nuevo Laredo. También estuvieron presentes las hermanas María Asunción Velázquez Zúñiga, Florina Ávila, Marcela Zavala y Ma. Sanjuana Aguilar, quienes a lo largo de los años contribuyeron al testimonio de servicio y pastoral en la ciudad.

Durante la homilía, monseñor Rogelio subrayó dos momentos centrales de la eucaristía: el perdón y el agradecimiento. Con un mensaje lleno de cercanía y aprecio, pidió perdón si en algún momento no se valoró adecuadamente el trabajo de las hermanas, y expresó su sincero agradecimiento por el bien sembrado en más de tres décadas de servicio.

“Aunque sentimos tristeza por su partida, también tenemos la esperanza y certeza de que Dios las llama a seguir sirviendo a Su Iglesia en otros lugares”, afirmó el administrador apostólico.

El acto litúrgico fue un momento de profunda gratitud y reconocimiento hacia las hermanas, quienes con amor y fidelidad han acompañado a la Diócesis desde sus inicios, desempeñando un papel esencial en el caminar pastoral. También estuvieron presentes en la despedida el vicario general, el canciller, algunos sacerdotes que colaboraron en la curia diocesana, y el personal administrativo.

Al término de la eucaristía, se ofreció un almuerzo en honor a las hermanas, en el que se renovaron los sentimientos de cariño, reconocimiento y agradecimiento de la comunidad hacia su incansable labor.