Romper un espejo puede parecer un simple accidente doméstico, pero en México, y especialmente en Tamaulipas, este hecho sigue cargado de superstición. La creencia de que un espejo roto puede traer siete años de mala suerte ha sobrevivido al paso de los siglos y aún forma parte del imaginario popular.
La historia de esta superstición se remonta a la Grecia y Roma antiguas, donde se pensaba que los espejos no solo reflejaban la imagen de una persona, sino también su alma.
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Romper uno podía causar un daño espiritual que, según los romanos, perduraba siete años, coincidiendo con los ciclos de renovación del cuerpo.
Durante la Europa del Renacimiento, los espejos eran artículos lujosos y costosos, así que romper uno también significaba un golpe económico. Esta combinación de daño espiritual y pérdida material ayudó a cimentar la fama de la “mala suerte prolongada”.
La superstición vive en México
En la actualidad, encuestas de Consulta Mitofsky muestran que la creencia del espejo roto sigue entre las más populares en México, al lado de otras como tirar la sal o cruzarse con un gato negro. En Tamaulipas, muchas personas aseguran que, al romper un espejo, también “rompen” su suerte.
La tradición de cubrir los espejos cuando alguien muere mantiene viva la relación entre estos objetos y el alma, recordando que su simbolismo sigue siendo poderoso en la vida cotidiana.
Cómo “espantar” la mala suerte
La tradición popular ofrece varios rituales: recoger los fragmentos y sumergirlos en agua con sal, para luego enterrarlos o tirarlos lejos de casa; arrojar los restos a un río; o incluso esperar la luna llena para enterrar un pedazo grande.
Más allá de su efectividad, estas prácticas funcionan como un acto simbólico de limpieza y alivio, demostrando que las supersticiones no solo sobreviven, sino que siguen generando emociones y precauciones entre las personas.
Romper un espejo puede ser solo un accidente, pero la historia detrás de esta superstición nos recuerda cómo las creencias antiguas todavía influyen en nuestra vida diaria, uniendo tradición, misterio y cultura en cada fragmento de vidrio roto.