En los años 40, pocas mujeres fueron tan imitadas como Veronica Lake. Su peinado una melena ondulada cayendo seductoramente sobre un ojo fue tan popular que tuvo impacto más allá del cine.
Lake marcó la moda, la publicidad y hasta los códigos de seguridad laboral, pues fue prohibido en fábricas por provocar accidentes entre trabajadoras que intentaban copiarlo.
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Ese estilo, conocido como peek-a-boo hair, se volvió legendario.
Hoy en día, celebridades como Kim Kardashian, Scarlett Johansson y Christina Aguilera lo han replicado en alfombras rojas, rindiendo homenaje a quien fue una pionera del glamour cinematográfico.
Las películas más famosas de Veronica Lake incluyen 'This Gun for Hire' (1942), 'The Glass Key' (1942) y 'The Blue Dahlia' (1946), todas junto a Alan Ladd y dentro del género cine negro. También destacó en la sátira 'Sullivan’s Travels' (1941), donde mostró su talento más allá del misterio.
Pero mientras su imagen se volvía inmortal, la mujer real detrás del mito se desmoronaba. Lake, cuyo nombre verdadero era Constance Frances Marie Ockelman, fue víctima de una enfermedad mental no tratada, posiblemente esquizofrenia, que afectó profundamente su carrera y su vida personal.
Era difícil en el set, temperamental, y eso la hizo ganarse enemigos en una industria despiadada.
Tuvo cuatro matrimonios fallidos, incluido uno con el director André De Toth, con quien tuvo hijos y una relación marcada por el conflicto. Su alcoholismo se agravó tras múltiples pérdidas personales, incluida la muerte de un hijo recién nacido.
Cuando Hollywood se cansó de ella, la dejó caer sin red, sin dinero, sin papeles, sin amigos influyentes, Veronica Lake terminó trabajando como camarera en un hotel de Nueva York, bajo un nombre falso. Quienes la reconocían no creían que fuera ella; respondía con humor negro.
Soy más barata que la original.
Publicó una autobiografía que apenas vendió y trató de regresar a la actuación, sin éxito. Murió en 1973 a los 50 años, sola en Vermont, a causa de una hepatitis y una insuficiencia renal provocadas por el alcoholismo crónico.
Hollywood la olvidó, pero la moda y el cine jamás soltaron su sombra. Su peinado sigue inspirando editoriales, artistas y diseñadores. Veronica Lake murió sin aplausos, pero su estilo sigue vivo donde las luces nunca se apagan.