Con una estructura que simulaba el icónico poste de los Voladores y trajes coloridos hechos a mano, un grupo de niños protagonizó una de las escenas más conmovedoras y virales de las últimas semanas: recrearon la ancestral Danza de los Voladores de Papantla desde su escuela primaria.
El video, que circuló rápidamente por redes sociales, muestra cómo cuatro pequeños giran con cuerdas desde una estructura móvil, mientras otro niño permanece arriba, imitando al músico que tradicionalmente dirige la danza desde lo alto.
El detalle, la coordinación y sobre todo el entusiasmo de los participantes cautivaron a miles de usuarios, quienes celebraron el acto como una muestra viva del orgullo por las tradiciones mexicanas.
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“¡Papantla vuela!”, exclamó uno de los comentarios más populares, en alusión a la famosa frase del ritual. Otros, con humor y ternura, se refirieron al montaje como los “Voladorcitos de Papantitla”.
Pero más allá del impacto viral, la escena representa un ejemplo inspirador de educación cultural. Esta danza, reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, es originaria del pueblo totonaca, en Veracruz.
Su ejecución original involucra a cinco danzantes, que ascienden a un poste de más de 30 metros; cuatro de ellos descienden girando amarrados con cuerdas, mientras el quinto toca flauta y tambor, simbolizando una conexión entre el cielo y la tierra.
La versión escolar, aunque adaptada a escala y sin riesgo alguno, conservó el espíritu del ritual: respeto, simbolismo y conexión con lo ancestral. La iniciativa ha sido elogiada como una poderosa herramienta educativa, que enseña a las nuevas generaciones a conocer y valorar su herencia cultural de forma lúdica y participativa.
Mientras el video sigue sumando vistas, los niños que “volaron” en su escuela ya dejaron claro un mensaje, las tradiciones mexicanas siguen vivas, y también pueden despegar desde un patio escolar.