El ritual ancestral de los voladores de Papantla ha sido interrumpido por tiempo indefinido. La medida, dictada por razones de seguridad, despierta inquietudes sobre el futuro de una expresión emblemática de la identidad totonaca reconocida mundialmente.
Los voladores, ícono vivo de la cosmovisión totonaca y Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad según la UNESCO, han descendido de su vuelo ceremonial.
Cancelan la danza de los voladores de Papantla
Por primera vez en décadas, la ejecución de esta danza aérea ha sido detenida sin fecha de reanudación, debido a fallas estructurales en el mástil desde donde se lleva a cabo el ritual. Esta suspensión ha desatado no solo preocupación turística, sino también un debate sobre la conservación y seguridad del legado indígena.
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Las autoridades locales detectaron daños considerables en uno de los elementos metálicos del poste central, ubicado en el atrio de la parroquia principal del municipio.
Se trata de una pieza básica en la seguridad de los participantes, quienes ascienden más de 30 metros para lanzarse al vacío en una coreografía ancestral. Por recomendación técnica y como medida preventiva, se suspendieron todas las presentaciones mientras se lleva a cabo una evaluación a fondo no solo de este mástil, sino también de otras estructuras similares en la región.
La interrupción ocurre en pleno periodo vacacional, lo que ha generado una baja inmediata en la afluencia turística. Visitantes que buscaban presenciar el ritual quedaron sorprendidos y expresaron comprensión, aunque también lamentaron no poder vivir la experiencia. “Vale más una pausa que un accidente”, expresó un turista ante la noticia.
Pausa necesaria
A pesar del impacto económico y cultural, los voladores y las autoridades insisten en que esta decisión es una pausa necesaria, no un final. Para quienes han heredado esta tradición por generaciones, se trata de preservar no solo la danza, sino la vida de quienes la ejecutan.
El vuelo de los voladores de Papantla se encuentra temporalmente en tierra, no como una despedida, sino como un momento de resguardo para asegurar que, cuando regresen al cielo, lo hagan con la misma fuerza, dignidad y mística de siempre.