En México encontrarás majestuosas pirámides, playas hermosas e imponentes volcanes; también, hay monumentos extraordinarios que sorprenden no tanto por su grandeza histórica, sino por su insólita apariencia.
Hay muchos de ellos que son curiosos e únicos, hoy encontrarás tres ejemplos del ingenio mexicano que tienen un punto en común: buscan representar a su gente.
Monumentos extraordinarios de México que no puedes dejar de ver
Carretes de hilo
En Guanajuato, hay una muy conocida rotonda llamada Glorieta de la Amistad, quien transita por ahí no puede sino detenerse y admirar 3 gigantescas estructuras de concreto que simulan carretes de hilo, de colores muy vivos.
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Están ubicados entre los municipios de Moroleón y Uriangato, en Guanajuato y se consideran emblemáticos de la región, ya que esta entidad tiene su economía basada en la industria textil.
Son un homenaje visual a la labor diaria de muchos de sus habitantes y la economía local del Estado. No existen muchos datos acerca de su b, solo se menciona que fue creado en los años 90's sobre la glorieta que fue nombrada "de la amistad", porque por mucho tiempo hubo un gran conflicto territorial entre ambos municipios y al final, fueron 'castigados' compartiendo el espacio entre ambas ciudades.
El Vigilante
Una obra impresionante, creada en bronce y de 25 metros de altura; esta escultura, además de pesar 35 toneladas es única, ya que representa a la figura de un hombre alado, con un antifaz en pico y en posición para lanzarse el vuelo.
El autor de esta magnífica pieza es el escultor michoacano Jorge Marín quien la instaló hace 9 años. El Vigilante está colocado en una base de concreto y tiene un mirador de 6 metros. Se encuentra ubicado a 5 km de la Basílica de Guadalupe, junto a la carretera federal 85D, México-Pachuca; entre Ecatepec y Tlalnepantla de Baz en el Estado de México.
Un elemento que fue creado para revalorar el espacio de la zona y configurar la identidad histórica gracias a un poderoso símbolo cultural y artístico. Hace 2 años, Marín envió otro mensaje, expresando su orgullo sobre la icónica estatua.
La Mano-Silla
En pleno corazón de la colonia Roma, en la Ciudad de México, hay una gran mano metálica que parece nacer de entre los edificios. Esta original pieza fue un diseño de Pedro Friedeberg y la creó en 1962, inicialmente fue realizada como una broma entre amigos pero después fue aplaudida por su nivel surrealista entre los conocedores de arte.
Una pieza que refleja un símbolo de gratitud, cuando México ofreció ayuda a los refugiados españoles durante la Guerra Civil. Actualmente, está en la parte superior de la que antes fuera la casa de Tina Modotti. En 2017 se realizó una transmisión de su recolocación en la galería de arte de Andrés Siegel.
A pesar de no ser las típicas esculturas de los libros de historia, su rareza y su diseño original atraen las miradas; también le dan voz y expresan una parte importante de la identidad de los mexicanos.