La apuesta por las turbinas submarinas como una alternativa energética sólida está tomando fuerza en Europa. El continente, inmerso en un proceso urgente de descarbonización, ha comenzado a mirar hacia el fondo del mar para obtener electricidad de forma continua, limpia y sin interrupciones.
Esta nueva vía de producción se suma a las tradicionales fuentes renovables como la eólica y la solar, pero ofrece una ventaja clave: la regularidad de las mareas, impulsadas por la fuerza gravitacional de la Luna.
Turbinas submarinas
El impulso definitivo a esta tecnología proviene del proyecto NH1, una iniciativa pionera liderada por la firma francesa Normandie Hydroliennes, que recibió una inversión estratégica de 31,3 millones de euros por parte del Fondo de Innovación de la Comisión Europea.
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El plan contempla instalar cuatro turbinas mareomotrices modelo AR3000, capaces de generar colectivamente 34 GWh al año a partir de 2028, lo que equivale al consumo de más de 10 mil hogares.
La ubicación seleccionada para esta instalación es Raz Blanchard, una franja marítima en el extremo norte de la península de Cotentin, reconocida por su caudalosa corriente marina.
En ese enclave natural, las condiciones hidrodinámicas permiten operar a gran rendimiento las potentes turbinas AR3000, desarrolladas por Proteus Marine Renewables. Cada unidad de estas máquinas avanzadas puede alcanzar los 3 MW de potencia, gracias a su diseño modular, rotores de gran envergadura y un sofisticado sistema de regulación automatizada.
Abastecerían 100 millones de hogares
Los expertos estiman que este tipo de energía azul podría alcanzar una capacidad de 100 GW para 2050 en Europa, suficiente para abastecer casi cien millones de viviendas.
Con estas cifras, estos aditamentos serán un componente estratégico en la transición energética del continente. Las turbinas submarinas se encaminan a ser una de las principales columnas del futuro energético sostenible de Europa y el mundo.