La mañana lluviosa del Domingo de Pascua no impidió que miles de familias de Nuevo Laredo salieran a parques, patios y áreas campestres para festejar lo que localmente se conoce como 'La Coneja'.
Esta celebración, inspirada en el “Easter Day” anglosajón, ha sido adoptada y reinterpretada por la comunidad fronteriza como un momento colectivo de gozo, carne asada y tradiciones reinventadas. En lugar de un acto puramente litúrgico, en esta zona la fecha se vive como un festival familiar al aire libre.
Miles de familias celebraron juntos 'La Coneja'
El evento, que involucra desde la clásica búsqueda de huevos de colores hasta guerras de espuma en aerosol y piñatas en forma de conejas, se ha convertido en un reflejo del dinamismo cultural de la región. La participación de niños, abuelos y padres se que se unen en juegos yy comida, refuerza los lazos comunitarios y emocionales que dan sentido a esta costumbre.
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Con hieleras, toldos, canastas de plástico llenas de cascarones y el infaltable asador, las familias se distribuyeron por plazas y ranchos.
Los hombres se encargaron de cocinar la carne en el asador, mientras las mujeres preparaban ensaladas, guarniciones y dulces caseros.
Entre el aroma del carbón y música norteña, se generó un ambiente de pertenencia que no solo celebra una fecha religiosa, sino también un estilo de vida fronterizo.
A diferencia de otras regiones donde la Pascua se asocia al recogimiento espiritual, en Nuevo Laredo se resignifica como una práctica colectiva de alegría y color.
Así, el 'La Coneja' se consolida como una expresión cultural propia que reafirma la identidad neolaredense, mezcla lo foráneo con lo local y transforma una festividad importada en un símbolo de arraigo y creatividad comunitaria.