Ante cientos de asistentes que apreciaron sus fuentes danzantes e iluminadas, así como una serie de remodelaciones, fue inaugurada ayer la Plaza de la Mujer, dando nueva vida a este espacio en Nuevo Laredo, enfocado a reconocer el papel esencial de las mujeres, en el desarrollo comunitario.
“Este espacio nace desde el corazón como un gesto de gratitud infinita a las madres, hijas, hermanas y abuelas de Nuevo Laredo”, comentó la presidenta Carmen Lilia Canturosa, quien mencionó que esta plaza es un símbolo de que la ciudad cree y honra a las mujeres.
Degustar un elote o algún otro antojito, como crepas, hot dogs, tostadas e incluso para comprar juguetes, en este icónico espacio, ha sido por muchos años uno de los atractivos o usos principales de este lugar y para ello, en la parte trasera de la plaza se instaló una serie de lugares designados para locales, equipados cada uno con sus respectivos tomacorrientes para conectar, tanto aparatos como iluminación de cada puesto de comida, además de lavaderos con agua potable.
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La regidora Alma Margarita Sánchez Lerma explicó que el polígono intervenido abarca más de 12 mil metros cuadrados con adoquines nuevos, andadores ampliados, bancas de concreto y zonas rehabilitadas que renuevan la imagen general del sitio.
También se integró una estructura oval techada con malla sombra, una pérgola diseñada para actividades culturales y 220 metros de pasto sintético que complementan la estética del conjunto.
Al centro, la fuente interactiva, de 540 metros cuadrados, se activó por primera vez mostrando su coreografía de chorros de agua ascendentes y luces secuenciales.
La escultura principal fue reubicada sobre un pedestal hidráulico que emite agua, convirtiéndola en un elemento protagonista de la nueva narrativa visual de la plaza.
El arte urbano tuvo un papel esencial. Iván Govea “Crash”, presentó murales con enfoque en la identidad femenina, como “Hijas del desierto” y “Sosteniéndonos juntas”. Roberto Ramírez Jasso, José Reynaldo Mata de Luna “Funky Gallo” y Juan José Díaz Galván “Chacho”, mostraron obras que resaltan la resiliencia, la sororidad y la presencia de la mujer indígena, integrando símbolos como el maíz, el águila y el loto.
