HISTORIAS DE LA FRONTERA

La Providencia, la panadería que sobrevivió a las batallas de la Revolución Mexicana en Nuevo Laredo

El local de pan más antiguo de la ciudad fue un mudo testigo de los hechos del movimiento social más sangriento de México; después de ser asaltada, y quemada resurgió de sus cenizas y la panadería sigue abierta

Escrito en NUEVO LAREDO el

La Providencia es la panadería de Nuevo Laredo que fue quemada durante una de las batallas de la Revolución Mexicana que se registraron en los márgenes del Río Bravo.

El negocio de venta de pan dulce es el más antiguo de la ciudad y fue creada como negocio familiar en el año de 1870, 40 años antes de que estallara la Revolución Mexicana, el movimiento social más sangriento y violento del Siglo XX.

La Providencia, destruída durante La Revolución

El matrimonio formado por Alejo Espinoza y Paula Hinojosa vivió los tiempos difíciles de esta guerra armada entre mexicanos.

José Luis Hernández, su actual propietario, cuenta que sus bisabuelos crearon el local de pan que hasta la fecha se encuentra en la calle Hidalgo 2915, justo frente al Mercado Maclovio Herrera, en la zona centro a unos metros del Puente Internacional de las Américas.

"La Providencia" fue testigo mudo de este suceso trágico que terminó con su destrucción junto con más negocios del centro de la ciduad. 

En 1914 se registró un incendio en la ciudad causado por las tropas huertistas del gobierno federal.

El 1 de enero de ese año, Nuevo Laredo fue escenario de una batalla entre los ejércitos huertistas y constitucionalistas; los primeros tratando de conservar la plaza y los segundos intentando tomar una de las fronteras más importantes del país y clave durante la guerra.



A las 5:30 a.m. comenzó el ataque de los tropas rebeldes a la plaza de Nuevo Laredo, que fueron rechazadas con artillería pesada. Las crónicas de la época mencionan que durante la seria de ataques hubo más 400 muertos y a cerca de mil heridos.

Los historiadores mencionan que el combate fue cruento y duró todo el día y parte de la noche.
 La ciudad se llenó de un ambiente de terror causado por el miedo de los habitantes que consideraban un hecho el arribo inminente de las fuerzas al mando de Venustiano Carranza.

Gran parte de los habitantes de Nuevo Laredo cruzaron a Laredo, Texas para huir de la situación del riesgo de muerte.

El 24 de abril, la tragedia

La historia local refiere como Nuevo Laredo fue incendiado debido a una lamentable confusión, pues supuestamente a la guarnición militar le ordenaron que evacuara Nuevo Laredo, pero que antes de huir cruzaran por el Bravo a territorio de Estados Unidos y quemaran Laredo, Texas.

Según las crónicas de historiadores de la frontera, el dictador Victoriano Huerta, viendo perdida la plaza, tenía intención de provocar la intervención norteamericana atacando Laredo, Texas.

Supuestamente, el telegrama que recibieron los jefes militares que se encontraban en Nuevo Laredo, Teodoro Quintana y Gustavo Guardiola, leyeron el telegrama que decía ‘quemen Laredo’ y ellos creyeron que se trataba de destruir "Nuevo Laredo", la población del lado mexicano del Río Bravo.

Fue entonces que negocios y edificios públicos como la presidencia municipal, el archivo municipal, la aduana, la estación del ferrocarril, el Teatro Concordia y casas particulares de personas identificadas con el bando constitucionalista, fueron incendiadas y dinamitadas.



Restablecida la paz en Nuevo Laredo, los mexicanos exiliados en Laredo, Texas, durante el suceso del 24 de abril regresaron. Se calcula que la tarde del 2 de mayo de 1914 por lo menos 3 mil refugiados mexicanos regresaron para revisar el daño a sus propiedades

Muchos estadounidenses visitaron Nuevo Laredo para ver la desolación y las ruinas del incendio provocado por los huertistas.



FInalmente, los neolaredenses afectados iniciaron la dolorosa reconstrucción de la ciudad.

"La Providencia" también fue reconstruida y meses más tarde volvieron a ofrecer su pan al público, ininterrumpidamente hasta el verano de 1954, cuando gran parte de la ciudad fue destruida nuevamente, esta vez por la creciente del Río Bravo en el verano de 1954.