Lo que comenzó como una tranquila reunión familiar en una finca del sur de Guanajuato, terminó en una tragedia que ha conmocionado a México y a la comunidad migrante en Estados Unidos. Seis personas, entre ellas tres ciudadanos estadounidenses, fueron asesinadas brutalmente en la comunidad de Santa Mónica Ozumbilla, en el municipio de Yuriria.
El ataque ocurrió el pasado viernes, pero fue hasta el 5 de agosto que la Fiscalía General del Estado de Guanajuato confirmó las identidades de las víctimas: tres eran miembros de una familia originaria de Guanajuato que había emigrado a Estados Unidos hace más de tres décadas, y los otros tres eran empresarios del sector textil de Moroleón.
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Según las primeras investigaciones, un grupo de hombres armados arribó a la finca en una camioneta y abrió fuego contra quienes se encontraban reunidos. Además de las heridas de bala, las autoridades reportaron que las víctimas presentaban golpes con un marro, un tipo de martillo pesado. Los paramédicos que atendieron el llamado confirmaron que ninguno de los presentes sobrevivió.
El fiscal estatal, Gerardo Vázquez Alatrista, subrayó que las víctimas no tenían antecedentes ni vínculos con actividades ilícitas, y calificó el hecho como “muy atípico”, lo que ha generado aún más preguntas que respuestas en la opinión pública. Se desconoce si fue un ataque directo o un caso de confusión.
La finca, situada en una zona rural del municipio, se convirtió en el escenario de una de las masacres más crudas registradas en el estado en lo que va del año. El hecho ha encendido las alarmas entre comunidades migrantes que regresan a sus lugares de origen para visitar a familiares.
Hasta el momento, las autoridades no han revelado los posibles móviles del ataque, pero confirmaron que ya hay avances en la investigación para dar con los responsables.
La comunidad de Santa Mónica Ozumbilla permanece en estado de conmoción, mientras familiares exigen justicia y respuestas.