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¿Qué es realmente el queso de puerco?, descubre sus ingredientes y el mal que podría hacerte a la salud

El queso de puerco es parte de la cultura gastronómica mexicana, pero conocer sus ingredientes y riesgos permite tomar decisiones más informadas, especialmente para cuidar la salud.

La Profeco y el IMSS recomiendan que personas con hipertensión, obesidad o diabetes limiten su consumo
La Profeco y el IMSS recomiendan que personas con hipertensión, obesidad o diabetes limiten su consumoCréditos: Especial
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El queso de puerco, presente en muchas tortas, sándwiches y antojitos mexicanos, no es en realidad un derivado lácteo, aunque así se llame. Un reciente estudio de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), explica qué contiene, cómo se elabora y por qué debe consumirse con moderación.

¿Por qué se llama “queso” de puerco?

A pesar del nombre, este popular embutido mexicano no contiene queso ni leche. Su nombre proviene del proceso en el que las piezas de cerdo se prensan hasta formar un bloque compacto, similar a la textura del queso tradicional.

¿De qué está hecho el queso de puerco?

Según el análisis de la Profeco, los ingredientes principales del queso de puerco son:

  • Carne y grasa de cerdo (principalmente de la cabeza)
  • Agua y especias (como pimienta, ajo, entre otras)
  • Aditivos y conservadores (fosfatos y nitritos para mejorar sabor y duración)
  • Sal

En algunos casos también se agregan almidones, colágeno y azúcares para modificar textura y sabor.

Así se elabora el queso de puerco paso a paso

El proceso de fabricación, según la Revista del Consumidor, incluye:

  • Lavado de las piezas de cerdo.
  • Cocción de al menos 20 minutos.
  • Separación del hueso y líquidos.
  • Molienda de la carne cocida.
  • Mezcla con especias y caldos.
  • Embutido o moldeado en bloques.
  • Envasado para su venta en tiendas.

¿Es bueno o malo para la salud?

  • Aunque el queso de puerco aporta proteínas, tiene varios puntos que requieren atención:
  • Alto contenido de sodio: puede elevar la presión arterial.
  • Grasas saturadas: poco recomendables para el corazón.
  • Producto ultraprocesado: la OMS aconseja consumirlos solo ocasionalmente.

La Profeco y el IMSS recomiendan que personas con hipertensión, obesidad o diabetes limiten su consumo, ya que estos embutidos pueden agravar estas enfermedades.