La Petatera de Colima es más que un recinto para espectáculos populares. Este escenario temporal, levantado año con año en la cabecera municipal de Villa de Álvarez se ha consolidado como un emblema de identidad regional y un referente de la creatividad arquitectónica mexicana ante el mundo.
Su levantamiento anual inicia con la colaboración de maestros artesanos conocidos como petateros, quienes reproducen una técnica transmitida de generación en generación.
Te podría interesar
La Petatera de Colima
Cada febrero, los 64 soportes de madera local sirven de base a un conjunto de amarres de fibra natural que, junto con los tapices de palma y las cañas de otate, conforman la armazón.
El secreto de su estabilidad radica en la elasticidad de los materiales, capaces de absorber vibraciones y adaptarse a los movimientos telúricos, una cualidad probada en una tierra acostumbrada a los temblores.
Lejos de ser únicamente una plaza taurina, este recinto concentra valores sociales y artísticos que trascienden el mero espectáculo. En sus graderías no solo se festejan corridas o charreadas, también se celebra la unión de la comunidad, pues la obra se erige gracias a la cooperación vecinal y al conocimiento heredado por generaciones.
El proceso de armado y desmontaje se ha convertido en una ceremonia en sí misma, donde la tradición oral tiene un papel esencial para mantener vigente la técnica.
El reconocimiento oficial llegó en 2013, cuando la Secretaría de Cultura la declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de México. Dicho nombramiento ratificó que no se trata de un simple espacio festivo, sino de un símbolo de creatividad frente a la modernidad, el paso del tiempo y las adversidades naturales.
Hablar de este monumento es referirse a un legado vivo que fusiona arte y tradición. La Petatera de Colima permanece como un tesoro cultural inigualable que sigue deslumbrando a turistas nacionales y extranjeros cada vez que se alza sobre suelo colimense.