Escenas de dolor, lágrimas y abrazos marcaron el cierre de las maquiladoras Wrangler en Coahuila, una noticia que sacude no solo a los empleados, sino a toda la industria textil de la región.
Desde temprano, decenas de trabajadores acudieron a las plantas para despedirse de lo que fue su segundo hogar durante décadas. Los pasillos quedaron en silencio, después de años de ser símbolo de esfuerzo, disciplina y sustento para miles de familias en San Pedro, Torreón y Matamoros.
“Aquí crecimos como personas y como familias”
Te podría interesar
Con el corazón en la mano, uno de los obreros resumió lo que sienten los más de 2 mil empleados afectados por el cierre:
“Aquí crecimos como personas y como familias, ahora toca empezar de nuevo”.
Las imágenes de los trabajadores despidiéndose entre lágrimas y abrazos se viralizaron en redes sociales, convirtiéndose en un reflejo de la dura realidad que enfrentan quienes dieron años de su vida a esta empresa.
Despidos escalonados y el fin de una era
El pasado 13 de agosto, Wrangler, a través de su razón social Kontoor Brands, anunció despidos escalonados en sus cuatro centros de trabajo ubicados en San Pedro, Torreón y Matamoros. Se estima que el proceso concluirá en septiembre, dejando sin sustento a miles de familias que dependían directamente de esta industria.
En estas plantas se realizaban labores de corte, costura y lavandería de pantalones, actividades que durante décadas colocaron a la región como referente de la producción textil.
¿Por qué cierra Wrangler en Coahuila?
De acuerdo con el comunicado interno, un análisis estratégico de la empresa determinó que no existían condiciones favorables para continuar operando en la entidad. La decisión fue presentada como “inevitable”, aunque para los trabajadores el golpe resulta devastador.
Ahora los empleados, entre nostalgia y esperanza, aseguran que la experiencia adquirida abrirá nuevas puertas, aunque la incertidumbre laboral y económica ya pesa sobre cientos de familias.
“Después de un adiós siempre llega un nuevo comienzo”, dijeron varios trabajadores, mientras abandonaban la planta con la frente en alto.