Un hecho fuera de lo común sacudió a las corporaciones policiacas de Cuernavaca cuando un adolescente de 14 años se presentó espontáneamente ante las autoridades para confesar su presunta pertenencia a un grupo delictivo y su participación en múltiples homicidios.
Según el titular de la Secretaría de Protección y Auxilio Ciudadano (SEPRAC), Guillermo García Delgado, el joven se acercó a los elementos de seguridad en la entrada de la dependencia, asegurando ser un sicario al servicio de una organización criminal y que deseaba entregarse voluntariamente, García Delgado relató en conferencia de prensa.
Dimos parte a la Fiscalía de Morelos para valorar la información que estaba proporcionando, él decía que había participado en varias ejecuciones y que era integrante de la delincuencia organizada.
Dada su minoría de edad, se aplicaron protocolos específicos, un especialista inició un diálogo con el adolescente y se contactó de inmediato a su madre. Mientras esperaban la llegada de sus progenitores, el menor ofreció detalles gráficos de supuestos crímenes, incluyendo ejecuciones, tráfico de drogas y manejo de armas de alto poder.
Sin embargo, estos relatos, aunque coherentes, resultaron completamente ficticios.
La madre del joven confirmó que su hijo se encontraba bajo tratamiento psiquiátrico y explicó que era un jugador habitual de videojuegos de disparos, como Free Fire, lo que permitió a las autoridades comprender la raíz del comportamiento. Un psicólogo de la Fiscalía determinó que los testimonios del adolescente eran producto de fantasías derivadas de sus juegos y posibles identificaciones extremas con los contenidos virtuales que consume.
El personal de la fiscalía habló con ellos y van a ser parte de la investigación, la mamá trabaja y lo dejó solo, y llegó hasta la policía y se entregó.
Finalmente, se informó que el menor y su familia fueron puestos a disposición de las instancias de salud para recibir la valoración y atención profesional necesaria.
No se ha precisado si el Sistema Estatal DIF intervendrá para evaluar los cuidados que recibe el adolescente en casa y determinar si requiere algún resguardo durante su terapia.
Este caso destaca cómo la combinación de problemas de salud mental y la exposición intensa a contenidos violentos en videojuegos puede generar situaciones extraordinarias que requieren intervención profesional especializada, protegiendo tanto al menor como a la comunidad.